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La verdadera adicción de los estadounidenses

No, no es el alcohol o el fentanilo. La gran adicción del pueblo y Gobierno de Estados Unidos es pedir dinero prestado.

Leo Zuckermann

Juegos de poder

No, no es el alcohol o el fentanilo. La gran adicción del pueblo y Gobierno de Estados Unidos es pedir dinero prestado. Les encanta endeudarse. Y lo seguirán haciendo mientras el mundo entero esté dispuesto a seguirles proveyendo los recursos para endrogarse. La pregunta es hasta cuándo.

Cuento una anécdota ilustrativa.

Hace años pasé un verano con mi familia en Orlando. Recién llegamos nos ofrecieron unos boletos gratis para ir al parque de Disney si asistíamos a un desayuno de unos tiempos compartidos que vendía una cadena hotelera. Aceptamos con toda la intención de escuchar la oferta y salir lo más rápido posible con los valiosos tiquetes.

Cuando llegamos, pensé que la gran mayoría de los que estábamos ahí íbamos por las entradas gratuitas a Disney. Desayunamos, nos llevaron a conocer los departamentos y finalmente a cada familia nos asignaron un vendedor para presentarnos el plan de pagos.

Contra lo que pensé, y para mi sorpresa, la gran mayoría de los asistentes aceptó adquirir el tiempo compartido. Lo supe porque, cada vez que se concretaba una venta, sonaba un gong.

La gente, fundamentalmente americanos, se endeudaba con pagos pequeños por muchos años a una tasa de interés real altísima. No se daban cuenta del negociazo que estaban haciendo con ellos.

Yo me negué a comprar, pero, picado por la curiosidad, pregunté cuánto costaba el plan si lo pagaba en un solo pago en efectivo. El vendedor original no supo informarme. Buscó a su supervisor quien me dijo que no había tal opción. Sin embargo, me otorgó un primer descuento en el préstamo.

“No, yo quiero pagarlo cash”, me enterqué. Vino el supervisor del supervisor, quien me dio un segundo descuento. Así nos la pasamos hasta que, después de cinco personas, llegó el mero mero. Ya para entonces el préstamo que me ofrecían tenía una tasa de interés real más decente.

Sin embargo, yo estaba empeñado en pagar en efectivo.

Pues no se pudo.

No había manera.

O era con deuda o no era.

Después de dos horas de negociación, salimos con nuestros boletos gratis para Disney.

Así es Estados Unidos: Un país donde la gente y su Gobierno viven endeudándose constantemente.

El ingreso promedio de los hogares en el vecino del Norte es entre 70 y 75 mil dólares anuales. Sin embargo, la deuda en promedio que tiene cada hogar es de entre 150 mil y 160 mil dólares, lo cual incluye todo tipo de préstamos hipotecarios, estudiantiles, personales, de tarjeta de crédito y compras de productos como automóviles.

Es decir, en promedio, los estadounidenses están endeudados por el doble de su ingreso anual.

El total de la deuda de los hogares estadounidenses es de unos 15 billones de dólares a lo que hay que sumar los pasivos que tienen contratados los negocios particulares por medio de bonos o préstamos bancarios que ascienden a otros 10 billones de dólares.

Por tanto, el total de la deuda del sector privado (sin tomar en cuenta las instituciones financieras) es de alrededor de 25 billones de dólares.

A eso hay que sumar la deuda del Gobierno federal que asciende a 33 billones de dólares equivalentes al 125% del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Súmense otros tres billones de dólares de los gobiernos estatales y municipales.

El gran total es de 61 billones de dólares equivalentes al 231% del PIB.

En este momento, el Congreso de ese país está discutiendo el plan fiscal del presidente Trump. Por un lado, quieren bajar los impuestos y, por el otro, incrementar el gasto en defensa y combate a la migración de indocumentados. Expertos en finanzas públicas calculan que, de aprobarse este paquete, la deuda del Gobierno federal se incrementaría en 3.3 billones de dólares más.

En su campaña, Trump prometió bajar la deuda. Una promesa vacía porque en realidad están a punto de endrogarse más.

Estados Unidos puede darse el lujo de seguir viviendo de prestado porque el resto del mundo está dispuesto a financiarlos. Siendo el dólar la moneda de refugio mundial, ellos pueden seguir emitiendo deuda en dólares que compra el resto de los países.

Sin embargo, el mundo ya se está dando del riesgo del incremento de la deuda estadounidense, tanto pública como privada. De ahí que muchos inversionistas estén cambiando sus posiciones a otras monedas o activos, lo que explica por qué se ha debilitado el dólar desde que tomó posesión Trump como Presidente.

Poco a poco, a los estadounidenses ya los está alcanzando el costo de su adicción a vivir de prestado. El mundo comienza a tener dudas de si podrán pagar sus deudas por más productivos e innovadores que sean. Y es que esta adicción, como todas, está mermando la salud de esa República.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

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