Luna llena engalana el arte yaqui

Sus fuertes manos revelan el arte ancestral transmitido de generación en generación, los cortes y el tallado de la madera para crear las figuras de los danzantes y máscaras de su tribu son perfectos.

Pero para ello, la raíz de álamo, cítabaro o de cualquier otra, que recolecta a orillas del río, tendrá que ser cortada después de la Luna llena. Así también debe ser con el cuero de los animales.

Otro secreto de sus antecesores es que los cuchillos diferentes, largos y cortos, deben estar muy bien afilados.

Durante 25 años, Rubén Hernández, de 49 años, artesano de la tribu Yaqui, confecciona las indumentarias completas para la danza del venado, pascola, coyote y matachines, máscaras del chapayeca, flautas, huaraches y otros artículos.

“En vez de darles insignias les daban unas garras de halcón o de quelele; era un alto mando en la tribu”, reveló, “la indumentaria del coyote antes era para los hombres yaquis valientes".

AL PIE DE LA LETRA

Él sigue al pie de la letra los consejos de los antiguos yaquis de cortar la madera después de la Luna llena en un periodo de ocho días, de lo contrario, si lo hace en Luna “tierna” le caerá polilla o se pudrirá.

Rubén fabrica hasta 30 máscaras en cuatro días y hamás de 500 en un año, pero no es fácil porque deberá lijar la madera, pintarla, decorarla y colocarle la barba hecha con pelo de la cola del caballo.

Y es que la naturaleza le da todos los colores. El rojo lo saca de las rosas rojas, acompañado de extracto de nopal y si lo quiere más claro lo mezcla con thinner; el negro del carbón, y para sellar la pintura usa la chúcata.

Precisamente esa habilidad para extraer colores le valió una mención honorífica en un concurso en la Ciudad de México, por una máscara que hizo utilizando tintes naturales.

Su arte ha recorrido la República Mexicana y también ha sido expuesto en lugares como Los Ángeles.