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Caleb llega a Hermosillo desde Cuba para ganarse la vida

El hombre de origen cubano obtiene ingresos juntando cartón en la Central de Abastos.

Caleb llega a Hermosillo desde Cuba para ganarse la vida

HERMOSILLO, Sonora.- El cubano Eligio Caleb Miranda tiene 57 años y pasa sus días en la Central de Abastos Francisco I. Madero en busca de cartón.

Hace dos años, Caleb dejó su tierra natal para comenzar una nueva vida en México; originario de Camagüey, Cuba, su viaje fue largo, primero llegó a Mérida, Yucatán, y luego viajó hasta Hermosillo, donde actualmente reside y trabaja.

Su hijo, que ya vivía en México, le prometió una mejor calidad de vida.

La situación allá estaba media apretadita. Queríamos mejorar el sistema de vida, la economía. Y aquí estamos”.

Eligio Caleb no tiene un horario fijo de trabajo, va y viene cuando puede al mercado, donde se ha ganado el cariño de los comerciantes, quienes le apodan “Cubano” y regalan frutas y verduras.

Para facilitar su trabajo, Caleb fabricó una batanga de hierro que adaptó a la motocicleta que le regaló su hijo, convirtiéndola en una herramienta perfecta para recoger cartón y moverse con mayor facilidad por la central de abastos. Esta ingeniosa adaptación le ha permitido trabajar con mayor comodidad y eficiencia, mientras sigue ganándose el cariño de quienes lo conocen.

Aunque no trabaja por necesidad, ya que cuenta con el apoyo de su hijo, Caleb lo hace para entretenerse y sentirse útil.

Me aburro porque no puedo salir mucho, y aquí me entretengo”, dice mientras corta cartón. “Me busco unos 100, 200 pesitos y me alcanza para un refresco, un taquito, un helado. Cosas extra”.

El clima de Hermosillo es más caluroso que el de Cuba, pero Caleb está acostumbrado a trabajar bajo el Sol y se adapta sin problema, aunque siempre busca estar bien cubierto.

Sobre la comida, compara con nostalgia: “Aquí hay de todo, allá no, o si hay está muy caro. Aquí entras a una tienda y ya tienes todo: Leche, quesito, crema, mantequilla. Allá tienes que ir a varias tiendas para diferentes cosas”.

Sin embargo, su corazón sigue perteneciendo a Cuba.

“Uno siempre extraña la tierra donde nació, es igual que perder a una madre o un padre, uno siempre lo tiene en el pensamiento”, reflexiona.

Fueron 56 años allá, claro que se extraña. Tuvimos épocas buenas, pero se perdieron todas esas cosas y ya Cuba no es lo mismo”.

A pesar de la distancia, mantiene comunicación constante con su familia, una hija, una hermana y un nieto, así como con sus amigos que aún viven en Cuba.

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