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¿Qué hace tan irresistible a la comida crujiente? La ciencia tiene la respuesta

La preferencia por la comida crujiente se explica por una combinación de factores sensoriales, evolutivos, culturales y psicológicos.

¿Qué hace tan irresistible a la comida crujiente? La ciencia tiene la respuesta

La atracción por la comida crujiente es un fenómeno complejo y multifacético que encuentra respaldo en diversos estudios científicos. La textura crujiente no solo añade variedad sensorial a nuestra dieta, sino que también mejora nuestra experiencia culinaria de varias maneras.

  • Ciencia de la textura: La textura es crucial en la percepción del sabor. Según estudios como el de Spence y Piqueras-Fiszman (2014), la sensación crujiente puede realzar el sabor y aumentar la satisfacción al comer. Este fenómeno se debe a que el sonido y la sensación al masticar generan una gratificación sensorial única.
  • Estímulos sensoriales y placer: El feedback auditivo, como lo describe Vickers (1984), revela que el sonido de los alimentos crujientes al morderlos puede incrementar el placer percibido. Este aspecto añade una dimensión emocional a la experiencia gastronómica, intensificando el disfrute.
  • Evolución y preferencias alimenticias: Desde una perspectiva evolutiva, la preferencia por la comida crujiente podría estar relacionada con la frescura y la seguridad alimentaria. Estudios como el de Zellner et al. (2003) sugieren que esta textura puede ser percibida como indicativa de alimentos frescos y nutritivos, influenciando nuestras preferencias a lo largo del tiempo.
  • Influencia de la cultura y el marketing: La asociación cultural entre lo crujiente y la frescura o calidad alimentaria es notable en muchas sociedades. Además, estrategias de marketing que enfatizan la textura crujiente, como señala Kohyama y Nishinari (2007), aumentan el atractivo de los productos entre los consumidores.
  • Impacto psicológico: Estudios como el de Morrison y Danner (2012) indican que los alimentos crujientes pueden inducir una sensación de satisfacción y control, posiblemente mediada por la liberación de dopamina en el cerebro, lo que refuerza la preferencia por este tipo de textura.

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La preferencia por la comida crujiente se explica por una combinación de factores sensoriales, evolutivos, culturales y psicológicos. Esta textura no solo mejora la percepción del sabor, sino que también proporciona una gratificación auditiva y sensorial única. Comprender estos aspectos nos permite apreciar más profundamente por qué los alimentos crujientes son tan populares y cómo afectan nuestra experiencia culinaria y emocional diaria.

Con información de Gourmet de México.

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