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Nueva evidencia científica sugiere que los animales sí tienen conciencia

Las investigaciones más recientes han revelado sorprendentes capacidades en las abejas.

Nueva evidencia científica sugiere que los animales sí tienen conciencia

Charles Darwin, una figura venerada en la ciencia por su teoría de la evolución, sugirió hace más de un siglo que los animales tienen la capacidad de sentir y pensar de manera similar a los humanos. “No existe una diferencia fundamental entre el hombre y los animales en su capacidad de sentir placer y dolor, felicidad y miseria”, escribió Darwin. Sin embargo, esta idea fue rechazada por la mayoría de los expertos en comportamiento animal, quienes consideraban que atribuir conciencia a los animales carecía de base científica.

Pero, ¿qué sucede si surge nueva evidencia que sugiere que los animales pueden sentir y procesar lo que sucede a su alrededor? ¿Podría esto significar que son conscientes? Recientemente, estudios han comenzado a desafiar la antigua perspectiva, marcando lo que algunos consideran un “cambio radical” en nuestra comprensión de la conciencia animal.

El ejemplo de las abejas

Las investigaciones más recientes han revelado sorprendentes capacidades en las abejas. Sabemos ahora que pueden contar, reconocer rostros humanos e incluso aprender a usar herramientas. El profesor Lars Chittka, de la Universidad Queen Mary de Londres, ha realizado estudios fundamentales en este campo. “Si las abejas son tan inteligentes, tal vez puedan pensar y sentir algo que sea la base de la conciencia”, afirma Chittka. Sus experimentos mostraron que las abejas modificaban su comportamiento tras incidentes traumáticos y parecían disfrutar de actividades como rodar pequeñas bolas de madera.

Estos hallazgos llevaron a Chittka a declarar que “dada toda la evidencia que hay sobre la mesa, es muy probable que las abejas tengan conciencia”, una afirmación que ha generado un debate significativo entre la comunidad científica.

El profesor Jonathan Birch, de la London School of Economics, destaca que es hora de reevaluar nuestro entendimiento de la conciencia animal. Birch y otros investigadores sostienen que la creciente evidencia sugiere una “posibilidad realista” de que los animales tengan algún grado de conciencia. Este grupo aboga por nuevas investigaciones para determinar si los animales son conscientes y en qué medida.

Cómo definir la conciencia

Definir la conciencia sigue siendo un desafío. Desde el siglo XVII, con René Descartes y su famoso “pienso, luego existo”, el vínculo entre lenguaje, inteligencia y conciencia ha dominado el debate. No obstante, el profesor Anil Seth, de la Universidad de Sussex, critica esta perspectiva. “El hecho de que estén juntos en nosotros no significa que vayan juntos en general”, explica.

Algunos científicos, como el profesor Stevan Harnad, prefieren el término “sensibilidad”, que se refiere estrictamente a la capacidad de sentir. Esta definición podría evitar las ambigüedades que rodean el término conciencia.

Kristin Andrews, profesora de Filosofía en la Universidad de York en Toronto, y otros investigadores firmaron la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal, que insta a no ignorar la posibilidad de la conciencia en animales. La declaración, firmada por 286 investigadores, subraya la importancia de considerar los riesgos para el bienestar animal basados en la evidencia emergente.

Chris Magee, de Understanding Animal Research, señala que se asume que los animales tienen conciencia en los experimentos, siguiendo regulaciones que buscan equilibrar los beneficios para la investigación médica con el sufrimiento animal. La revisión de 2021 dirigida por Birch, que evaluó la sensibilidad en decápodos y cefalópodos, llevó al gobierno británico a incluir estas especies en su Ley de Bienestar Animal en 2022.

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Aunque aún queda mucho por investigar, la evidencia sugiere que deberíamos reconsiderar cómo entendemos la conciencia animal. Este cambio podría tener profundas implicaciones para nuestra relación con los animales y cómo los tratamos, tanto en la investigación científica como en la vida cotidiana.

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