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Mirador

He aquí que una gentil dama de cabellera bruna, tez nazarena y grandes sabidurías amorosas le ofreció su belleza de estatua.

Armando  Fuentes Aguirre

Variaciones opus 33 sobre el tema de don Juan

El caballero sevillano siente el impulso de dar gracias a Dios por lo que anoche le sucedió, pero no sabe si ese agradecimiento le será grato al Señor.

He aquí que una gentil dama de cabellera bruna, tez nazarena y grandes sabidurías amorosas le ofreció su belleza de estatua. En el lecho le dijo don Juan:

-Debiste haber venido hace 10 años. Entonces yo era todavía lo que ya no soy.

Respondió la mujer:

-Lo que la edad te niega puede dártelo la imaginación.

De la imaginación se valió el maduro galán, y dejó satisfecha a la señora.

También él era dueño de vastos saberes de lecho.

Al despedirse le dijo ella:

-¿Lo ves? No hay edad para el amor.

Replicó don Juan:

-Es cierto. Por eso hay amor para la edad.

¡Hasta mañana!

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