¿Peso fuerte o dólar débil?
Es una sorpresa tomando en cuenta que la mayoría pronosticaba un dólar por ahí de los 21 pesos a estas alturas del 2025.

Juegos de poder
Por razones profesionales sigo los pronósticos de los economistas sobre distintas variables incluyendo el tipo de cambio. Ninguno preveía que, para mediados de este año, el peso se fortalecería de tal suerte que estaría, como estuvo ayer, por debajo de 19 pesos por dólar. Es una sorpresa tomando en cuenta que la mayoría pronosticaba un dólar por ahí de los 21 pesos a estas alturas del 2025.
¿A qué se debe la fortaleza del peso mexicano?
No a la economía nacional que está pasando por un mal momento.
Para empezar, todo indica que tendremos una recesión este año. Habrá un crecimiento económico negativo. El consenso actual de los pronósticos es de estancamiento. Sin embargo, empiezan a salir revisiones que hablan ya de retroceso de -0.4% del Producto Interno Bruto como el de BBVA.
A esto hay que sumar un mal dato de la inflación que se aceleró en la segunda quincena de mayo para quedar en 4.42% en términos anualizados. Estamos por arriba de la meta del 3% que tiene el banco central. El último dato pone en duda qué tanto bajará el Banco de México las tasas de interés en los próximos meses.
Más allá del crecimiento y la inflación, la economía mexicana se encuentra amenazada por los aranceles de Trump. Hay una gran incertidumbre en el sector exportador mexicano, uno de los principales motores de crecimiento del PIB.
Estados Unidos está violando el Tratado de Libre Comercio con múltiples tarifas. Además, todo indica que el T-MEC será renegociado sin saber cuánto durará este proceso y cuál será el resultado, sobre todo en uno de los rubros más importantes que es el de la industria automotriz.
En este contexto tan adverso, el peso se fortalece.
¿Cómo explicarlo?
Más que hablar de un super peso, lo que estamos viendo es el debilitamiento del dólar, no sólo en México sino en el mundo entero.
La culpa es de Trump. Su Gobierno pierde, día con día, credibilidad. Cada vez se duda más de la capacidad que tendrá Estados Unidos de pagar su deuda.
En este momento se está discutiendo en el Senado de ese país la “gran y hermosa iniciativa” fiscal (el nombre no es broma, así le puso Trump).
El proyecto de ley incrementa, por un lado, el gasto de defensa y, por el otro, baja los impuestos. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que, de aprobarse, esta ley aumentaría en 2.6 billones de dólares la deuda nacional de Estados Unidos para 2034 que hoy asciende a unos 37 billones de dólares.
Esta deuda representa alrededor del 120% del Producto Interno Bruto. Estados Unidos ha podido endeudarse de esta manera gracias a que el dólar ha sido la moneda más segura que actúa como refugio para todo el mundo. Ellos pueden seguir endeudándose en la medida en que el resto del mundo compre su deuda porque la considera un activo libre de riesgo.
Eso es lo que está cambiando con Trump. Empiezan a haber dudas de qué tanto los activos denominados en dólares son seguros.
Es un clásico caso de oferta y demanda. Los indicadores preocupantes sobre el futuro de la economía estadounidense han llevado a inversionistas a vender activos, sobre todo bonos, en particular los emitidos por el Gobierno, denominados en dólares. Esto es lo que ha provocado una caída en la demanda del dólar y depreciado su valor en relación con otras monedas incluyendo el peso mexicano.
La tasa de bonos del Tesoro solía considerarse como la “libre de riesgo” en la valuación de proyectos de negocio. Estos activos, sin embargo, han sido degradados. El 16 de mayo, Moody’s bajó la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos de Aa1 a Aaa. Cito el reporte de las razones de dicho descenso:
“Las sucesivas administraciones y el Congreso de Estados Unidos no han logrado un acuerdo sobre medidas para revertir la tendencia de grandes déficits fiscales anuales y el aumento de los costos de los intereses. No creemos que las propuestas fiscales actualmente en consideración resulten en reducciones significativas plurianuales del gasto obligatorio y los déficits. Durante la próxima década, prevemos mayores déficits a medida que aumenta el gasto en prestaciones sociales, mientras que los ingresos públicos se mantienen prácticamente sin cambios. A su vez, la persistencia de grandes déficits fiscales incrementará la deuda pública y la carga de intereses. Es probable que el desempeño fiscal de Estados Unidos se deteriore en comparación con su propio historial y con el de otros países soberanos de alta calificación crediticia”.
En conclusión, la fortaleza del tipo de cambio del peso frente al dólar se explica más por la debilidad de la moneda del vecino del Norte que por la fortaleza de la nuestra, lo cual, por cierto, no es una buena noticia para el sector exportador mexicano.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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