Stalin, útil
Bajo el discreto respaldo de Putin -no se puede entender de otra manera- han surgido acciones que claramente van tras la recaptura de la imagen de Stalin

Traer tiranos a la memoria popular puede resultar tan útil como el retorno de la figura de un héroe al imaginario colectivo; todo depende de los motivos e intenciones del acarreador. La Historia -objetiva como es- ha anotado en la lista de los tiranos a Josef Stalin, líder dictador de la Unión Soviética durante casi treinta años hasta su muerte en 1953.
Su gran mérito fue sacar victoriosa a Rusia durante la amenaza nazi en la Segunda Guerra Mundial, algo que ciertamente no fue poca cosa, pero junto a esto la memoria mundial guarda a Stalin como un cruel asesino, genocida, represor y opresor, y tan es así que su propio pueblo desde la época de los sesenta mayoritariamente apoyó la “desestalinización” que incluyó quitar su nombre y monumentos a ciudades, poblados, calles y edificios reduciendo su veneración a un vago olvido.
El actual líder del gobierno ruso, que de facto lo es desde hace poco más de 25 años -Vladimir Putin- siendo que años atrás manifestó opiniones contrarias a los crueles excesos de Stalin, casi en paralelo bajo su liderazgo ha venido paulatina y serenamente consintiendo expresiones y acciones que, sobre todo en los más recientes años, han ido subrayando la idea de que la satanización del periodo de Stalin ha sido útil, sobre todo a Occidente, para minar el prestigio de Rusia.
Bajo el discreto respaldo de Putin -no se puede entender de otra manera- han surgido acciones que claramente van tras la recaptura de la imagen de Stalin con hechos muy concretos, por ejemplo la colocación de más de cien estatuas o monumentos en su memoria siendo la más atractiva por estar en un sitio privilegiado como es la estación de Tanganskaya, y que fue inaugurada esta semana, así como también el cambio de nombre el mes pasado del Aeropuerto de Volgogrado por el de Aeropuerto de Stalingrado.
Poco antes, en noviembre de 2024, el Museo de la Historia del Gulag que contenía evidencias de las atrocidades cometidas en la época estalinista sobre todo a los disidentes -“enemigos del pueblo” se les llamaba oficialmente- que eran confinados en un sistema de campos de trabajos forzados (“Gulag”, 1930 a 1955) donde muchos murieron.
A estas acciones se han sumado otras iniciativas promovidas también por el Gobierno ruso, entre ellas la llamada “educación patriótica”, que se exige hoy en todas las escuelas, con aroma de militarización y especial énfasis en mostrar a Rusia frente a niños y jóvenes como la víctima todo a Occidente, para minar el prestigio de Rusia.
Bajo el discreto respaldo de Putin -no se puede entender de otra manera- han surgido acciones que claramente van tras la recaptura de la imagen de Stalin con hechos muy concretos, por ejemplo la colocación de más de cien estatuas o monumentos en su memoria siendo la más atractiva por estar en un sitio privilegiado como es la estación de Tanganskaya, y que fue inaugurada esta semana, así como también el cambio de nombre el mes pasado del Aeropuerto de Volgogrado por el de Aeropuerto de Stalingrado.
Poco antes, en noviembre de 2024, el Museo de la Historia del GaCulag que contenía evidencias de las atrocidades cometidas en la época estalinista sobre todo a los disidentes -“enemigos del pueblo” se les llamaba oficialmente- que eran confinados en un sistema de campos de trabajos forzados (“Gulag”, 1930 a 1955) donde muchos murieron.
A estas acciones se han sumado otras iniciativas promovidas también por el Gobierno ruso, entre ellas la llamada “educación patriótica”, que se exige hoy en todas las escuelas, con aroma de militarización y especial énfasis en mostrar a Rusia frente a niños y jóvenes como la víctima.
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