Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas | Noticias de México | EL IMPARCIAL /

Lo que me enamoró de ti, hoy me distancia

Al principio me fascinaba que no necesitaras a nadie. Después, ya no soporté que no me necesitaras a mí.

Juan Tonelli

Historias demasiado humanas

Al principio me fascinaba que no necesitaras a nadie. Después, ya no soporté que no me necesitaras a mí.

Me deslumbraba tu forma de caminar por la vida con esa mezcla de desapego y seguridad. Tu independencia me parecía magnética, incluso sexy. No eras de las que llaman todo el tiempo ni de las que arman planes eternos. Y eso, en esos días en que yo también quería sentirme libre, fue como un alivio.

Pero con los años, lo mismo que me enamoró empezó a doler.

Ya no lo vivía como libertad, sino como distancia. Como si te movieras por un carril paralelo al mío. Y empecé a reclamar cosas que antes ni notaba: Que me preguntaras cómo dormí, que me abrazaras sin que te lo pidiera, que me dijeras que me extrañabas aunque no fuera verdad.

Recuerdo una escena simple, pero para mí fue un quiebre. Era mi cumpleaños. Llegaste a casa con un regalo envuelto en papel madera, prolijamente doblado, como todo lo tuyo. Me diste un beso en la frente y dijiste: “Feliz cumple”. Nada más. Y seguiste con tus planes del día.

No había una carta, ni una cena planeada, ni una pista de que ese día fuera distinto a los demás. Me sonreí, hice como si no importara. Pero adentro algo se encogió. Yo quería que hicieras algo más, algo que saliera de ti. Que me sorprendieras. Que me hicieras sentir especial.

Y pensé: ¿Cómo puede ser que no lo vea? ¿Siempre fue así y yo no lo quise ver?

¿Cuándo pasa eso? ¿En qué momento lo que admiras se vuelve carencia, lo que celebras se transforma en reclamo, y lo que agradeces empieza a doler?

¿Fuiste tú la que cambió, o fui yo el que empezó a necesitar otra cosa?

A veces pienso que el amor también es eso: Un juego de espejos en constante movimiento. Uno se enamora de lo que le falta, de lo que idealiza. Y más tarde, cuando cae la fantasía y se asoman las heridas, eso mismo empieza a incomodar. Porque el que no necesita a nadie te hace sentir prescindible. Porque el que vive el presente te hace pensar que no hay futuro. Porque el que no reclama nada tampoco te sostiene cuando estás por romperte.

Y ahí aparece la pregunta más difícil: ¿Puede sobrevivir una pareja cuando lo que te unió es lo mismo que hoy te separa?

¿Hay forma de volver a elegir al otro, ya sin proyecciones ni maquillaje?

¿Podemos amar al otro tal como es, incluso cuando lo que es nos toca justo en el punto ciego?

Tal vez eso sea el verdadero amor: No idealizar, no completarse, no llenarse. Sino aprender a mirar otra vez. A ver al otro con ojos nuevos, sabiendo que hay cosas que no van a cambiar. Que hay gestos que no van a aparecer. Que hay palabras que el otro nunca va a decir. Y aun así, elegir.

O no. Tal vez sea el momento de elegir otra cosa. Porque también hay vínculos que se terminan cuando la pareja crece despareja y el desencuentro se vuelve abismo. Yo amaba de ti que no le dieras importancia a las fechas socialmente establecidas, que no necesitaras rituales y que los anduvieras los días sin atender compromisos impuestos. ¿Por qué ahora detesto eso en ti?

Quizás el mayor acto de amor no sea quedarse, sino soltar sin rencor, agradeciendo lo vivido. Aceptando que lo que fue verdadero no siempre es para siempre.

No tengo respuestas. Solo sé que estuve enamorado de ti. Y que ahora, a veces, cada vez con más frecuencia, me cuesta recordarlo.

Y tú, ¿cuántas veces amaste algo del otro que después te dolió? ¿Cuántas veces te descubriste añorando una versión que nunca existió, pero que ahora necesitas?

Juan Tonelli

Autor de “Un elefante en la habitación”, historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar. Conferencista.

www.youtube.com/juantonelli

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí