En campaña judicial
La verdad es que todo el lamentable ejercicio parece diseñado para asegurar la elección de jueces obedientes al gobierno.

JAQUE MATE
“La persona que escribe para tontos siempre consigue un gran público”.
ARTHUR SCHOPENHAUER
¿Cuál debería ser la promesa de campaña de un candidato íntegro a juez, magistrado o ministro? Algo tan sencillo como: “Yo sí saldré con el cuento de que la ley es la ley”. La función de un juzgador es hacer cumplir la ley sin prejuicios ni favorecimientos, pero en una contienda política los candidatos ofrecen todo menos eso.
Yasmín Esquivel, enfundada en un chaleco morado, lanzó su campaña oficial este domingo pasado en el auditorio del Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec, una institución del gobierno del Estado de México. No sabemos si pagó por el auditorio o si se lo prestaron, pero en las campañas no se permiten las donaciones y el límite de gastos es de solo 220,326.20 pesos. Para confirmar que el corporativismo sigue vivo, acompañaron a la ministra integrantes de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. “Yo no vengo a administrar lo que hay -dijo--. Vengo a transformarlo. Vengo a cambiar lo que se necesita. ¡Voy a ser la ministra de la transformación!”.
Loretta Ortiz también ofreció un inicio de campaña corporativista en el auditorio Ernesto Velasco del Sindicato Mexicano Electricistas. “Soy mujer y soy una chulada de ministra”, dijo, y añadió que a sus 70 años “no estoy tan mal”. Declaró: “Soy justita desde chiquita” porque “así me puso mi papá”. Añadió que “existe el derecho humano a la energía eléctrica” y eso lo “voy a defender hasta que me muera” y dijo: “La justicia no se trata de solo aplicar la ley técnicamente, se trata de aplicarla para hacer justicia para las mujeres, los niños, las familias y los trabajadores”.
En sus tres mítines del domingo, Lenia Batres enfatizó que “vamos a hacer que esta primera Suprema Corte electa por el poder popular responda a las necesidades de la gente. Los magnates de nuestro País tienen muchas autoridades a su servicio. Es necesario que el pueblo tenga un Poder Judicial que haga justicia”.
Tres mil 400 candidatos están buscando alguno de los 881 cargos judiciales en disputa. Las tres ministras de Morena son famosas, pero la inmensa mayoría son desconocidos y están empezando a hacer circo y maroma para llamar la atención.
Si la ministra Ortiz pregona que no está “tan mal”, María de Lourdes Ríos Ramírez, candidata a juez penal por el distrito penal Morelos con cabecera en la ciudad de Chihuahua, se promueve con una fotografía de cuerpo entero en un ajustado microvestido que deja ver que está más chula que la ministra. Arístides Rodrigo Guerrero tiene un video en Tik Tok en el que dice que, con doctorado, dos maestrías y licenciatura, todos con mención honorífica de la UNAM, está “más preparado que un chicharrón para ser ministro de la Suprema Corte”. Dora Alicia Martínez Valero, “Dora la transformadora”, aparece en un video derribando un muro de expedientes judiciales para que la justicia llegue “cerquita de ti”.
Quizá algunos de los mítines han sido ilegales. Dania Ravel, consejera del INE, nos dijo ayer en radio a Lupita Juárez y a mí que los sindicatos no pueden participar en actos de campaña. Las instituciones pueden hacer “eventos”, pero deben abrirlos a todos los candidatos. Quizá las ministras que han hecho mítines con sindicatos argumentarán que no conocían la ley, pero el desconocimiento no exime del cumplimiento. Por otra parte, ¿quién quiere a una ministra que no conoce la ley.
La verdad es que todo el lamentable ejercicio parece diseñado para asegurar la elección de jueces obedientes al gobierno. Una radioescucha del Estado de México nos dijo ayer que, “en mi pueblo”, quienes “dirigen los apoyos del adulto mayor, ya andan visitando las casas y les dicen por quién deben votar”.
HUACHICOL
López Obrador decía que en México ya no había huachicol, pero este 30 de marzo la Marina aseguró un buque, 192 contenedores y 29 tractocamiones con 10 millones de litros de diésel. El contrabando es consecuencia de que, por los impuestos, los combustibles son más caros en México que en Estados Unidos.
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