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Yazmín Esquivel y la podredumbre de la justicia

En una elección como la judicial que no despierta el interés de la ciudadanía, los que acabarán decidiendo los resultados serán las organizaciones con capacidad de movilizar personas a las casillas.

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Yazmín Esquivel no debería ser ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin embargo, ahí continúa, se presentó como candidata para seguir siéndolo y aspira a ser la próxima presidenta de este órgano y, así, encabezar al Poder Judicial de la Federación.

Lo de Yazmín Esquivel es una vergüenza.

Así lo demuestran los hechos:

1. Siendo ministra, con aspiraciones a convertirse en la presidenta de la SCJN, el escritor Guillermo Sheridan exhibió el plagio de la tesis de licenciatura de Esquivel.

2. El País luego expuso que la ministra también había plagiado partes importantes de su tesis doctoral de la Universidad Anáhuac.

3. Esta institución educativa anunció que en 2009 no había herramientas digitales para detectar el plagio y que, por reglamento, no podía sancionar un evento de este tipo tres años después del examen doctoral.

4. La UNAM, por su parte, solicitó a su Comité de Ética revisar el plagio de la tesis de licenciatura de la ministra. Esquivel recurrió al Poder Judicial para detener la publicación de los resultados de la investigación de dicho Comité. Un tribunal colegiado federal le ordenó a la Universidad dejar sin efecto cualquier acto o procedimiento que vulnerara los derechos de la ministra. La UNAM acató la resolución judicial y no publicó lo que había encontrado su Comité de Ética sobre la tesis de Esquivel. Hasta hoy, se desconoce lo que dice ese dictamen.

5. Una jueza civil de la Ciudad de México sentenció que el ex rector de la UNAM, Enrique Graue, y Fernando Maceda Chagolla, ex director de la FES Aragón, habían dañado el honor y reputación de la asesora de la tesis de Esquivel, Martha Rodríguez, ordenándoles a cada uno de ellos a pagarle quince millones de pesos de su peculio personal en compensación.

Esos son los hechos.

Yo me atrevo a especular que Esquivel movió todas sus influencias dentro del Poder Judicial para lograr, por una parte, censurar el reporte de la UNAM y, por la otra, condenar y castigar a los dos funcionarios académicos que se atrevieron a hacer su trabajo como correspondía frente a un escándalo de este tipo.

No hay que ser un genio para pensar este tipo de cosas. A veces dos más dos si son cuatro.

Es el mundo al revés.

En lugar que Esquivel haya salido de la SCJN por ladrona (el plago es un robo), ahí sigue y ahora resulta que Graue y Maceda tienen que pagar quince millones de pesos por daño moral.

No solamente la ministra continúa en su puesto, sino que es candidata para permanecer ahí y, ahora sí, hacer realidad su sueño de convertirse en presidenta de la Corte.

Ayer, comenzó su campaña y, oh sorpresa, lo hizo con una simulación.

En el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec se realizó un mitin para apoyarla, pero ella dijo que, en realidad, fue a “impartir la ponencia Diálogos por la Transformación de la Justicia en México”.

Engaño tras engaño con esta mujer que logró movilizar a maestros de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Según la crónica de Reforma, los profesores arribaron “con camisas, playeras y chalecos bordados con logos del SNTE, además de gorras con la leyenda Magisterio en movimiento”.

En una elección como la judicial que no despierta el interés de la ciudadanía, los que acabarán decidiendo los resultados serán las organizaciones con capacidad de movilizar personas a las casillas. Uno de ellos, de enorme tamaño, es el SNTE. Otras son las clientelas de Morena con el apoyo de los gobiernos locales.

Según Reforma, ahí también estaban apoyando a la ministra plagiaria a la que vitorearon como “¡Presidenta!”. Había gente formada “para que les entregaran un atole, una torta de tamal y una pulsera verde fosforescente”. Se presentaron vecinos que demandan la provisión de agua potable y funcionarios del Gobierno del Estado de México. “Venimos de parte de la Gobernadora [Delfina Gómez]”, declaró un trabajador.

Así comenzó ayer la ministra plagiaria su camino a la presidencia de la SCJN.

La autodenominada “ministra de la transformación” dijo: “No hay país libre sin justicia, no hay transformación sin justicia. No hay democracia sin justicia, por eso les pido, este domingo 1 de junio, salgan a votar temprano. Es un derecho, es por nuestro futuro y recuerden amigas y amigos, el 08, no les va a fallar”.

No, ministra, usted ya falló y hace mucho tiempo. No hay justicia en un país donde una plagiaria sigue en la SCJN, donde los jueces censuran los resultados de la investigación de su principal universidad y donde se condena por daño moral a funcionarios académicos que hicieron su trabajo. Lo que usted representa es precisamente la podredumbre de la justicia.

Leo Zuckermann

X: @leozuckermann

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