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Construyendo el futuro

Tristemente pervive la práctica de la propaganda gubernamental de negar la realidad y seguir presumiendo una austeridad inexistente y un no endeudamiento ficticio.

“La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo” postulaba Alan Kay, pionero en el área de informática. Ante los escenarios que hoy en día dominan la conversación en México y Sonora es relevante hablar de la urgente necesidad de establecer una nueva ruta. Continuar por el camino en el que vamos conduciría a un retroceso generacional, se corre el riesgo de que esta generación le vaya a heredar a la siguiente un País en peores condiciones.

Calidad de vida, movilidad social, seguridad, educación, salud, economía, democracia, combate a la corrupción, derechos humanos y participación ciudadana, entre otros, tantos tímidos avances de los últimos 30 años hoy se encuentran bajo asedio del partido en el poder en una franca y declarada apuesta de retroceder el reloj a un México de un solo hombre que creíamos haber superado.

En materia económica el Gobierno federal continúa con un peso desproporcionado vía ejercicio del gasto, deuda, inversión pública e incidencia regulatoria. La recién aprobada Ley de Ingresos de la Federación para 2023 contempla un gasto y deuda pública de 8.3 y 1.2 billones de pesos con lo cual se continúa la práctica de mayor gasto y deuda cada año. Tristemente pervive la práctica de la propaganda gubernamental de negar la realidad y seguir presumiendo una austeridad inexistente y un no endeudamiento ficticio.

En las próximas semanas se discutirá el presupuesto de egresos en cuya propuesta presidencial contempla incrementos en programas de transferencias directas y mayor gasto en proyectos emblemáticos de infraestructura. No es casual que evite el uso de la etiqueta de “inversión en infraestructura”, los proyectos insignia del Presidente representan un gasto, seguramente al igual que el aeropuerto Felipe Ángeles requerirán de inyecciones de recursos año tras año con el fin de mantenerlos en operación.

La reciente decisión de la reserva federal de Estados Unidos de incrementar su tasa de referencia en 75 puntos base y el incremento similar anticipado por Banco de México viene a complicar el escenario económico de un Gobierno federal con una deuda bruta de 14 billones de pesos y un apetito por mayor endeudamiento en aras de seguir manteniendo clientelas con fines electorales. La política de transferencias directas no es mala por sí misma, es el uso electoral que se le está dando así como un diseño que busca perpetuar la dependencia sin crear condiciones de movilidad social. Los resultados de estos cuatro años son lapidarios, hay más pobreza.

La corrupción continúa como un lastre en el gasto público y en la economía en general, el que López Obrador haya aceptado que esta existe en su Gobierno es un gran paso, el que busque minimizarla bajo el excluyente de que es menor a la de otros gobiernos es un gran retroceso.

Busca normalizar la corrupción justificando que él es bueno y por el hecho de que la corrupción esté bajo su manto protector no hay que preocuparse.

El sistema de indicadores cíclicos de la economía mexicana muestra una disminución en el indicador adelantado de 0.27 pts, respecto al mes previo, las expectativas de crecimiento económico de los especialistas del sector privado para 2022 se ubican en 2.12%. Los indicadores de confianza empresarial de octubre en los sectores de Manufactura, Comercio y Comercial disminuyeron de un mes a otro 0.35, 0.77 y 0.51, respectivamente. Las remesas familiares de septiembre fueron de 5,030.8 millones de dólares, un incremento de 14.1% anual, la prima de riesgo en las tasas de interés de referencia dólares vs. pesos se ubica en 600 puntos base, la cotización del peso en mercados se mantiene estable no obstante el déficit en la balanza comercial a septiembre de 25,297.1 mdd, las reservas internacionales a octubre se mantienen estables en 196,560 mdd.

México urgentemente requiere de instituciones que den estabilidad, certidumbre y sean garantes de un Estado de Derecho para todos. Debe quedar atrás la justicia selectiva imperante, que nunca más el cumplimiento a la Constitución esté sujeto a los humores del Presidente y gobernadores en funciones como hasta hoy, urge erradicar la rapiña de la hacienda pública y que la transparencia sea fuente de una rendición de cuentas efectiva. En los cuatro años de gobierno de López Obrador y un año de gobierno de Durazo Montaño no hay avances en combate a la corrupción ni ningún esfuerzo de avanzar en ello, los señalamientos reiterados e indicios de corrupción en el ejercicio del gasto público siguen igual que en los gobiernos anteriores, ignorados.

Estamos en el ocaso de un experimento fallido de transformación, la propaganda ya no alcanza a esconder el evidente retroceso que el gobierno de López Obrador en seguridad, salud, economía, educación, inflación, corrupción, democracia, legalidad y cohesión social. Debemos ser muy puntuales en observar la realidad, esa terca realidad que día a día tratan de ocultar desde el poder, realidad sobre la cual los ciudadanos tendremos que evaluar la oferta de los futuros candidatos y construir una agenda ciudadana propia.

No debemos de sorprendernos que a quien está en el poder solo le interesa perpetuarse en él, si para ello necesita cambiar reglas o destruir instituciones lo va a intentar, ante esta amenaza está en nosotros, los ciudadanos interesados en el futuro de nuestro País, el informarnos, proponer, escuchar, exigir y sobre todo participar activamente en lo público.

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