De Ciudad Juárez a la Eternidad
Fue sin duda el compositor más grande de México. En ese podium posiblemente lo puedan acompañar José Alfredo Jiménez y Armando Manzanero.

Fue sin duda el compositor más grande de México. En ese podium posiblemente lo puedan acompañar José Alfredo Jiménez y Armando Manzanero. Su obra abarca más de mil 800 canciones de su autoría que han sido interpretadas o versionadas por más de mil 500 artistas de diversos géneros musicales quienes las han traducido al italiano, francés, alemán, griego, portugués e incluso japonés. Su creatividad era inagotable y creo que de una forma u otra, todas las personas en este país conocemos algunas de sus canciones y podemos decir que muchas de las letras de sus canciones forman parte de nuestros diálogos cotidianos.
Me refiero por supuesto a Alberto Aguilera Valadez, a quien todo mundo conocemos como Juan Gabriel.
Nació en Parácuaro, Michoacán, el 7 de enero de 1950 y era el menor de los diez hijos de Gabriel Aguilera Rodríguez y Victoria Valadez Rojas, una humilde pareja de campesinos. Cuando era un recién nacido, su padre fue internado en una clínica de salud mental en la Ciudad de México y jamás lo volvió a ver. Orillada por la necesidad, doña Victoria debió emigrar con sus hijos a Ciudad Juárez. La pobreza de la familia era tanta, que a los cinco años de edad Alberto fue internado en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores. Fue ahí donde conoció a Juan Contreras, un trabajador hojalatero aficionado a la música quien lo enseñó a trabajar y además lo fue familiarizando con instrumentos musicales. Fue en honor a Juan Contreras y al recuerdo de su padre Gabriel Aguilera, que Alberto decidió adoptar el nombre de Juan Gabriel.
En su adolescencia, Juan Gabriel sobrevivió vendiendo burritos en las calles de Ciudad Juárez y cantando en las banquetas afuera de los bares y centros nocturnos. Los turistas solían pedirle que improvisara canciones y poco a poco el jovencito se fue convirtiendo en una leyenda urbana. Su vida empezó a cambiar cuando en 1971 grabó su primer sencillo, cuyo título y letra sintetizan con honestidad lo que era su vida en ese momento: No tengo dinero.
Poco después participó en el festival OTI con la canción Será mañana, que aunque no ganó, se volvió popular en la radio. En 1974 grabó la canción Se me olvidó otra vez con el Mariachi Vargas de Tecalitlán y a partir de ese momento su carrera se fue convirtiendo en una catarata imparable de éxitos. Cuentan que cuando José Alfredo después de escuchar esta canción le comentó a sus amigos… “Cono me hubiera gustado componerla”
Al llegar la década de los 80 Juan Gabriel era ya un cantautor conocido internacionalmente. Además, las canciones que componía para otros artistas inmediatamente triunfaban. Rocío Dúrcal, Daniel Romo, Lucía Méndez, Isabel Pantoja, Angélica María y hasta Vicente Fernández interpretaron con éxito sus composiciones.
Un punto de inflexión que marca un antes y después en su carrera y en la historia de la música en México fueron los cuatro conciertos ofrecidos en el Palacio de Bellas Artes en mayo de 1990. Han transcurrido 35 años y siguen siendo evocados como un momento único e irrepetible. En días recientes más de 70,000 almas se congregaron en el zócalo para recordar en una pantalla gigante esa gran presentación.
Juan Gabriel es patrimonio cultural de México, pero él en lo particular siempre se sintió identificado con Ciudad Juárez, la ciudad que lo vio crecer y a donde siempre volvía, una y otra vez. En las épocas en que fueron muy pobres, su madre siempre veía con emoción una antigua y bella casa de estilo francés ubicada en el centro de Juárez por donde solían pasar cuando vendían burritos en las calles. Cuando tuvo el dinero suficiente, Juan Gabriel le compró esa casa a su madre. Hoy se encuentra en ese lugar el Museo de Juan Gabriel. (De eso platicaremos encuentra otra crónica. )
Tuve la oportunidad de acudir a 3 de sus presentaciones sin embargo no se me olvida cuando mi padre me llevó al palenque de Tijuana yo tenía unos 11 años y me quedé impactado con la conexión que lograba. De repente veía a galleros muy serios levantarse de sus butacas para bailar, pero en el cierre del concierto me tocó presenciar lo inesperado ...Mujeres aventándole ramos de rosas y un caballero quitándose su reloj para dejárselo en el centro de la pista.como señal de reconocimiento. Increíble.
Aunque fue juarense de corazón, Juan Gabriel siempre tuvo un cariño especial por Tijuana en donde incluso compró una casa por el rumbo de Playas. Si Juárez era la Número uno, Tijuana era la Mera mera. Tal como se llama la canción que nos compuso. Tijuana sabe que no soy de aquí, pero le amo tanto, como ella me ama a mí, dice una estrofa de la canción que le compuso a Tijuana. Ese era Juan Gabriel, un mexicano universal de corazón fronterizo.
*Esta es una serie de publicaciones especiales del autor, quien colabora en la regeneración de los centros históricos de Mexicali y de Tijuana.
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