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Donde quiera hay corrupción

Aunque nos han querido vender la idea de que los delincuentes y la corrupción, solo aparecen en ciertos países del mundo o en determinadas clases sociales, la realidad es que no existe la exclusividad para el surgimiento de individuos, dispuestos a cometer acciones criminales.

José Roberto  Vázquez

Por el derecho a la libertad de expresión

Aunque nos han querido vender la idea de que los delincuentes y la corrupción, solo aparecen en ciertos países del mundo o en determinadas clases sociales, la realidad es que no existe la exclusividad para el surgimiento de individuos, dispuestos a cometer acciones criminales. Por ejemplo, con mucha frecuencia se habla de que los integrantes de las clases sociales más bajas de la población son más proclives a cometer delitos, esto es completamente falso. Los hechos nos indican que tanto en las sociedades super industrializadas, como en los paílias ses dependientes o del Tercer Mundo, hay ejemplos de delincuentes con excelentes ingresos legales, que son seducidos por el crimen organizado y sucumben, y se integran a carteles.

Un ejemplo de esto nos lo ofrece Alex Riggins, del San Diego Union Tribune, el 5 de septiembre del presente año, donde escribe sobre dos agentes de la CBP, Jesse Clark García y Diego Bonillo, quienes fueron arrestados y están bajo custodia, con cargos por conspirar y traficar con drogas ilegales. Ambos agentes comenzaron a vivir a lo grande y gastar dinero a puños, comprando artículos de Gucci, Louis Vuitton, Burberry, construyendo una mansión en un rancho en México, haciendo largos viajes a Europa y con boletos para la próxima pelea de El Canelo. Dicen los investigadores, que estos lujos no los obtuvieron de sus excelentes salarios con el Gobierno de los Estados Unidos, sino por estar trabajando para el crimen organizado, sin especificar a cuál cartel estaban adheridos. Su tarea era dejar pasar vehículos cargados con fentanilo, heroína, cocaína y metanfetamina. Esos automóviles cruzaban por las puertas de entrada de Otay y por Tecate, utilizando líneas donde estos dos agentes habían sido asignados a trabajar.

Para el crimen organizado, es una tarea importante, buscar agentes que puedan ser proclives a cometer actos de corrupción. Una vez ubicados, les proponen integrase con ellos y recibir pagos millonarios. Cuando acceden, comienza el trasiego y la droga llega a las calles de las ciudades de USA. Estos son solo dos ejemplos, de quién sabe cuántos más oficiales están, actualmente, trabajando con los carteles. Este es un ejemplo de cómo entran las drogas y el tráfico de personas.

Era imposible pensar en la existencia de una California Border Patrol exenta de corrupción. Esto es solo en lo que respecta al tráfico de drogas. Sin embargo, están también los pequeños delitos como dejar pasar familiares y amistades sin documentos. Una vez cometido un delito, se pueden arriesgar con otros hasta que se deciden y se integran a carteles.

Para la agencia del CBP es muy complicado poder detener este tipo de delincuentes, pues son varios medios por los cuales se podrían integrar al crimen organizado. Muchos agentes de la CBP tienen sus raíces étnicas en México, y sus padres y otros familiares viven al cruzar la frontera.En sus ciudades pueden ser ubicados y obligados, bajo amenazas, a dejar pasar vehículos o personas de manera ilegal. También pueden ser seducidos por grandes sumas de dinero,a integrarse y facilitar el acceso ilegal. Puede ser una decisión personal y ellos -los agentes- buscar la conexión. Lo real es que siempre existirá la posibilidad de caer en la ilegalidad.

A veces, quienes cruzamos la frontera hemos sido tratados de manera injusta, regañados o ser motivo de burlas por los agentes de la CBP. Como somos ignorantes del idioma inglés nos discriminan y nos maltratan. El desconocimiento de las leyes de USA y de los derechos que nos ofrecen a los visitantes, no nos permite defendernos con dignidad. Debemos tratar de investigar y exigir respeto. No todos los agentes de la CBP son honestos, ni todos los que cruzamos la frontera hacia el norte, los somos. Pero ambos merecemos respeto. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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