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Regeneración y Baja California

Para entender la revolución floresmagonista de 1911 en Baja California hay que leer.

Gabriel  Trujillo

Para entender la revolución floresmagonista de 1911 en Baja California hay que leer, ineludiblemente, a Regeneración, el órgano difusor del Partido Liberal Mexicano (PLM), semanario dio inicio el 7 de agosto de 1900 en la ciudad de México y que acompañó a Ricardo Flores Magón en su periplo de exiliado político por los Estados Unidos y Canadá. Cuando él y sus partidarios llegaron a Los Ángeles en 1910, Regeneración volvió a publicarse a partir del 3 de septiembre de ese año crucial para la historia de México. En sus páginas se mostraban los postulados del PLM en cada una de las etapas ideológicas que este partido hizo suyas. También se convirtió en un escaparate del pensamiento de don Ricardo sobre las cuestiones políticas, sociales y económiculo

de su tiempo. Sin duda, fue él su verdadero editor, estableciendo qué se publicaba, quién lo hacía, así como dictando los temas a destacar o los hechos a los que había que darles relevancia o seguimiento. En Regeneración aparece la agenda de sus ideales como filósofo político, su diálogo con el mundo de su época, sus discrepancias y convergencias con otras fuentes de pensamiento y acción. Fue también su autor más constante y puntilloso, el cronista esencial de su propia causa.

Por más internacionalista que se proclamara, por más que fuera parte de una red mundial anarquista, socialista o comunista, es visible que el centro de atención de Flores Magón, el punto neural de sus ideas, tenía que ver con la situación mexicana. Toda su vida como luchador social había sido moldeada como una oposición tenaz contra la sombra ominosa de la dictadura porfirista y luego, a partir de 1911, contra todos aquellos revolucionarios que traicionaron a la revolución que él encarnaba. México era donde estaba su corazón y su entendimiento. En sus escritos, ya fueran ensayos o manifiestos, protestas o alabanzas, vituperios o críticas, don Ricardo utilizó a Regeneración como la mesa de redacción de su evolución ideológica, de sus anhelos y pesares, de sus alegrías y congojas, en relación al pueblo mexicano que tanto le importaba. Su inmos,

terés era verlo libre y soberano, independiente y capaz de deshacerse de sus sátrapas y explotadores.

Por eso, Regeneración fue una publicación que trató de explicar los acontecimientos que se vivieron en Baja California, primero para atraer más voluntarios y sostener así la revolución anarcosindicalista en el Distrito Norte de la Baja California y luego para refutar las interpretaciones mal intencionadas de los diarios estadounidenses o la propaganda oficial de los periódicos mexicanos, que tildaban a su movimiento como una aventura filibustera y no como lo que era: un levantamiento armado para derrotar al ejército de la dictadura, para recuperar esta región del país de las empresas extranjeras. En sus páginas aparecen las voces de una revolución que todavía sigue provocándonos, sacudiéndonos, desafiándonos.

Regeneración difundió en sus páginas los levantamientos armados de las fuerzas liberales desde Sinaloa hasta Yucatán, desde Tamaulipas a Guerrero, dando especial énfasis a las acciones de sus seguidores en la frontera norte de México, primero en Chihuahua y luego en Baja California. Pero fue en esta última entidad donde ofreció notas informativas de los sucesos semanales que allí sucedían, a la vez que tuvo que defender a la revolución en cuanto a sus implicaciones para ambos países. El que se peleara por la revolución en la frontera era motivo de enconados debates y polémicas que se leyeron e interpretaron de forma muy distinta, dependiendo de qué lado de la línea divisoria se viviera, de si el lector era anglosajón o mexicano, de si apoyaba a la dictadura porfirista o estaba contra ella. Sin duda, Baja California fue, en 1911, la revolución más discutida en California.

Regeneración siempre fue lo que decía ser: un periódico del Partido Liberal Mexicano, un órgano de difusión de sus proclamas, manifiestos y notas de información sobre el desarrollo de la revolución floresmagonista. Pero para finales de 1911, su semanario estaba más dedicado a dar a conocer los obituarios de los pocos camaradas que aún quedaban en México, a ver la debacle de su movimiento como un partido cada vez más minoritario, menos escuchado y mucho menos atendido. En tal sentido, Regeneración fue, para Ricardo Flores Magón, su diario de planes por hacer, de triunfos por compartir, de cuitas y zozobras y desafíos. Una publicación que magnificó sus debilidades y fortalezas. Una plataforma donde expuso, de cuerpo entero, el ser humano que era, el revolucionario que siempre fue.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

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