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Religiones enfrentadas

Cuando me preguntaba sobre qué iba a escribir el día de hoy se cruzó San Andrés Nguyên Kim Thông Nam de la Cochinchina.

Ricardo  Menéndez

Cuando me preguntaba sobre qué iba a escribir el día de hoy se cruzó San Andrés Nguyên Kim Thông Nam de la Cochinchina. Confieso que fue lo exótico del santo que se conmemora el día de hoy lo que llamó de inicio mi atención, eso me llevó a un dato duro de la historia, cientos, en lo que es hoy Vietnam, durante 300 años fueron decapitados, descuartizados, quemados y, en el caso de este santo, exiliado caminando encadenado hasta la muerte. Todo por no renunciar al catolicismo introducido por misioneros franceses. Francia se hizo la indignada y decidió colonizarlos durante 67 años, cuanto daño ha hecho este país a lo largo de siglos. La resistencia de cientos en nombre de la fe viendo morir de las maneras más crueles posibles a sus seres queridos y ni así renunciar a la creencia en Jesucristo. “Si tuvieras fe como un grano de mostaza, podrías decirle a esta montaña que se mueva de aquí allá, y se movería” (Mateo 17:20), la seguridad en las creencias religiosas puede mover multitudes hasta la muerte con la esperanza puesta en el más allá, en otra vida, con la certeza de estar con el Dios verdadero. Hoy en día aun vemos esto en medio oriente, los Suníes y los Chiíes, árabes e iranies, se pelean por quien es el legítimo heredero del profeta, el suegro o el primo, a grandes rasgos. Claro que, como lo fue en Vietnam, hay complejos factores geopolíticos detrás de estas peleas y persecuciones. En algunos lugares les va muy mal a los cristianos o musulmanes o budistas, al ser minorías pueden ser objeto de abuso y manipulación. En México vemos feroces peleas entre cristianos y católicos, sobre todo en Chiapas, las creencias es lo ideológico, la tierra el trasfondo. El discurso es la fe en Dios, el anhelo la inmortalidad del alma como forma de libertad, estos podrían ser los postulados del parteaguas del análisis de las creencias desde la filosofía, hecha por Kant en el siglo XVIII. Ya no era necesario demostrar la existencia de Dios, su necesidad moral y su práctica las sostienen. Las creencias colectivas, las religiones, son necesidades sociales que proporcionan, cohesión, identidad y una moralidad, también generan intolerancia y dogmatismo. En el sigo XX fue la primera aparición en la historia de la posibilidad colectiva de la no creencia, el ateísmo. La interpretación que tengamos de nuestra existencia será nuestra certeza individual, todos tenemos que tener un sentido o explicación de nuestra vida, es una consecuencia de la capacidad de pensar. Incluso el ateísmo aporta un sentido a la vida. Por todo esto es difícil compartir familiarmente con religiones distintas, y cuanto más cercanas las religiones peor.

  • *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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