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Tradición taurina

Esta columna trata sobre las corridas de toros, me gustaría le interesara también a los antitaurinos.

Ricardo  Menéndez

Esta columna trata sobre las corridas de toros, me gustaría le interesara también a los antitaurinos. Sin duda será un tema que se pondrá en la mesa nacional con las reformas sobre el maltrato a los animales. Los aficionados a los toros sabemos y entendemos el malestar que le puede generar a mucha gente, prácticamente a toda persona que desconozca esta fiesta. Si revisamos las encuestas resultan muchos aficionados mexicanos, unos treinta millones. Para un aficionado y su familia no hay ningún riesgo para la salud mental por estar expuesto desde la infancia. No hay la menor evidencia y en cambio los invito a que observen el tipo y comportamiento del público en la fiesta. Es algo muy parecido a una ceremonia religiosa, pero en lo real. No quiero darles datos taurinos, solamente quiero mencionar que un día como hoy hace siete años moría de una cornada de toros Iván Fandiño, un maestro francés, son momentos que nos hacen reflexionar y sufrir, no se trata de masoquismo, todos sabemos que con cada toro en el ruedo existe esa posibilidad. No es eso lo que se disfruta, no se celebra el riesgo y la habilidad solamente, como en una carrera de autos. Hay una dimensión estética centenaria que, como todas las artes, hay que dedicarle mucho tiempo para comprenderla. El torero es un personaje, una forma de ser, que me ha llamado mucho la atención desde niño. Hay quienes cruelmente, poco humanamente, celebran una herida del torero, como una especie de identificación con el toro. Es una humanización del animal, el animalista contemporáneo. Yo les puedo asegurar que para ser aficionado a los toros hay que ser animalista, el toro es objeto de reverencia, así como la naturaleza que lo rodea. No hay que olvidar que tenemos la tercera plaza de toros más grande del mundo y única, casi en la playa, la Monumental de Tijuana.

Veo las corridas de España cuando el tiempo me lo permite y me llama la atención que tengan mucho público joven. Acá con las prohibiciones se van apagando las generaciones taurinas. Es un atentado a una tradición que solamente le resulta cruel a quien no la practica. Es tan mexicana como española, francesa, portuguesa, colombiana, peruana, venezolana o ecuatoriana. Hay que destacar que tenemos la plaza más grande del mundo en México, que toros y toreros mexicanos han marcado la tradición taurina. Morante de la Puebla, el torero vivo más admirado, acaba de retirarse por un episodio de depresión bipolar, un gran pensador taurino. Hay que estar muy sólido mentalmente para entrar a un ruedo y hacer el ritual de la faena. A mí me resulta cruel el boxeo, pero entiendo y respeto al aficionado.

*- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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