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¿Qué alimentos recomendaría un cardiólogo para el desayuno?

En la primera comida del día, cuando el cuerpo se encuentra más receptivo tras el ayuno nocturno, es fundamental suministrar los nutrientes necesarios

¿Qué alimentos recomendaría un cardiólogo para el desayuno?

En la primera comida del día, cuando el cuerpo se encuentra más receptivo tras el ayuno nocturno, es fundamental suministrar los nutrientes necesarios para que el corazón funcione de manera óptima.

Un desayuno adecuado, que incluya minerales, vitaminas, fibra y carbohidratos de absorción lenta, es esencial para comenzar el día con energía y mantener el bienestar general. Este primer alimento debe ser equilibrado, variado y bajo en azúcares refinados para estabilizar los niveles de glucosa y evitar la inflamación temprana del organismo. Afortunadamente, esto es totalmente posible gracias a los principios de la dieta mediterránea.

La evidencia científica respalda que las personas que desayunan diariamente siguiendo recomendaciones saludables suelen tener mejores perfiles lipídicos, manteniendo a raya enfermedades como la diabetes y las patologías cardiacas.

Contrario a la creencia popular de que el desayuno debe consistir en un gran vaso de leche de vaca y un pan, la doctora Leticia Fernández-Friera, cardióloga y fundadora de Atria Clinic, ofrece recomendaciones para un desayuno óptimo para la salud cardiovascular.

Nueces: el superalimento que mejora el colesterol bueno

Una alimentación saludable es clave para un estilo de vida que prevenga enfermedades cardiovasculares. “Hay alimentos específicos que, debido a sus propiedades, ayudan a proteger nuestro corazón, y el desayuno es un momento crucial para incluirlos”, explica la cardióloga.

Las nueces destacan como un alimento ideal para prevenir problemas cardiovasculares debido a su capacidad para aumentar los niveles de colesterol HDL, conocido como el “colesterol bueno”. Además, estudios científicos demuestran que consumir frutos secos, y en particular nueces, regularmente, reduce la inflamación en el cuerpo, una condición vinculada con enfermedades cardíacas y diabetes.

Ricas en ácidos grasos omega-3, proteínas, minerales y fibra, las nueces son un complemento perfecto para el desayuno, aunque su alto contenido calórico sugiere que se deben consumir en moderación, como un pequeño puñado al día, indica 20 Minutos.

Frutas antioxidantes: fresas y frutos del bosque

En cuanto a la fruta, la doctora recomienda incluir fresas o frutos del bosque, conocidos por sus flavonoides y potentes propiedades antioxidantes. Estos alimentos ayudan a dilatar las arterias, protegen la capa interna de los vasos sanguíneos (endotelio) y colaboran en el control de la presión arterial.

Según estudios recientes, consumir fresas y arándanos puede reducir el riesgo de infarto, especialmente en mujeres, gracias a su alto contenido de antocianinas. Estas frutas son bajas en calorías y ricas en vitamina C y minerales como hierro, yodo, calcio, fósforo, magnesio y potasio.

Aceite de oliva virgen extra: el oro líquido para el corazón

El aceite de oliva virgen extra es ampliamente reconocido por la Fundación Española del Corazón por sus beneficios cardiovasculares. Su alto contenido en ácidos grasos saludables y compuestos antioxidantes, como los polifenoles, protege contra la arteriosclerosis y reduce los niveles de colesterol LDL, conocido como el “colesterol malo”.

Este aceite, rico en antioxidantes naturales y vitaminas, es un ingrediente fundamental en la dieta mediterránea, ayudando a prevenir enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares. Incluir unas gotas de aceite de oliva virgen extra en el desayuno puede ser una excelente forma de cuidar la salud del corazón.

Los polifenoles son compuestos con potentes propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas, que ofrecen una protección significativa al corazón frente a la arterioesclerosis. Esta enfermedad se caracteriza por el estrechamiento y endurecimiento de las arterias debido a la pérdida de elasticidad, un fenómeno común con el envejecimiento.

El aceite de oliva destaca por su alto contenido en ácido oleico, una grasa monoinsaturada que beneficia los vasos sanguíneos. Este componente ayuda a disminuir el colesterol LDL (considerado “malo”) y a aumentar el colesterol HDL (conocido como “bueno”). Un pequeño chorro de aceite de oliva sobre una rebanada de pan integral de masa madre puede ser una opción ideal para empezar el día cuidando la salud cardiovascular.

Un trozo de salmón para incrementar el colesterol HDL

Incorporar salmón en el desayuno es otra excelente manera de cuidar la salud. Este pescado graso, rico en ácidos grasos omega-3, contribuye a aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL) en la sangre.

La Fundación Española del Corazón recomienda el consumo de salmón debido a sus beneficios para el músculo cardíaco y el sistema cardiovascular en general. Además, su alto contenido en antioxidantes, como los carotenoides, protege contra los radicales libres y previene procesos inflamatorios que pueden dañar la salud.

Aunque el salmón es un alimento calórico y con alto contenido de grasa, su capacidad saciante permite que una porción pequeña en el desayuno sea suficiente para promover la salud del corazón sin necesidad de consumir grandes cantidades de alimentos.

Legumbres, una opción nutritiva para el desayuno

Para un desayuno saludable, las legumbres son una opción destacada. No se trata de consumir grandes cantidades ni platos complejos; un puñado de legumbres puede ser suficiente. La doctora de Corazón de Mujer resalta la harina de garbanzos, ya que investigaciones indican que sus proteínas de alta calidad y bajo contenido graso favorecen niveles saludables de colesterol en la sangre.

Las legumbres, como explica Fernández-Friera, tienen un perfil nutricional excelente para el corazón. Su consumo regular puede reducir el riesgo de infarto y angina de pecho, dado que son ricas en fibra, la principal fuente de proteínas vegetales, y poseen un bajo índice glucémico, aportando también vitaminas del grupo B.

Un estudio publicado en el “American Journal of Clinical Nutrition”, que analizó datos de más de medio millón de personas de tres continentes, concluyó que un consumo frecuente de legumbres puede reducir el riesgo de cardiopatía isquémica en casi un 15%.

Para maximizar su aporte nutricional, se recomienda combinar las legumbres con cereales o prepararlas en guisos con verduras, ya que por sí solas no contienen todas las proteínas de alto valor biológico que el cuerpo necesita.

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