María Amparo Casar

La democracia mexicana va a la deriva. Se ha desviado de su trayectoria. Aquella que comenzó con la reforma política de 1978.

La profundidad y sistematicidad del engaño en la que incurrió el Presidente en el sexenio estuvo fuera de todo parámetro.

Sheinbaum la tiene muy difícil. No se vale que un compañero de partido la haya puesto en la situación que la ha colocado al grado de pedir su apoyo para pausar las relaciones con EEUU

Hoy se reniega y se arremete contra lo que en algún momento fueron las glorias de los demócratas.

Si el Tribunal Electoral consiente que se le dé a la coalición morenistas una mayoría calificada que no ganó en las urnas, tendremos la elección popular de las personas juzgadoras

No pierdo la esperanza de que los argumentos pesen más que las presiones de Palacio, Nacional pero quizá convendría centrarse ahora en las consecuencias de que se otorgara al oficialismo una mayoría calificada

Los articulistas no tenemos más palanca que nuestros argumentos para influir en la toma de decisiones.

México ya tuvo su elección y arrasó la continuidad en la Presidencia y en el Congreso. En Estados Unidos faltan tres meses para la elección. El arroz no se ha cocido.

Los analistas, academia y comentocracia debemos seguir esgrimiendo las razones por las que la sobre-representación es una violación a la Constitución y alertando sobre las consecuencias del Plan C.

“Como en toda transición presidencial, se abren muchas interrogantes. La continuidad absoluta no existe. Las condiciones nacionales e internacionales cambian, el carácter del gobernante no es el mismo."

Gracias al Estado de Derecho los gobernados pueden llamar a cuentas a sus gobernantes, asegurarse de que el poder no se ejerza de manera arbitraria

A lo largo de su sexenio y por la vía legal o extra-legal, el titular del Poder Ejecutivo ha puesto en operación, con mucho éxito, un diseño político autoritario.

El Presidente está en todo su derecho de seguir gobernando hasta el día en que concluya su sexenio.

Comparada con López Obrador, Sheinbaum llegó a la Presidencia con gran legitimidad democrática y con una distribución del poder mucho más favorable.

Claudia Sheinbaum podrá hacer realidad la cuarta transformación de la que habló por seis años su predecesor, pero que no pudo concretar en un nuevo orden jurídico y en un nuevo sistema de representación.