“La enfermedad más virulenta del país”: especialista alerta sobre la Rickettsia en Sonora
La Rickettsia es peligrosa por su letalidad y por las secuelas que deja en quienes la contraen.

HERMOSILLO, Sonora.- La Rickettsia rickettsii es probablemente la enfermedad más virulenta y letal que tiene el Estado y el País en estos momentos, de acuerdo al médico epidemiólogo Gerardo Álvarez Hernández, quien ha investigado esta bacteria por más de 20 años.
Existe evidencia suficiente en el mundo para comparar este patógeno como uno de los más virulentos que hay, comparado con meningococo o ébola, por los resultados fatales que deja.
“Uno de ellos es la muerte, pero no es el único. Otro resultado fatal o irremediable son las secuelas, por ejemplo, las amputaciones. ¿Cómo reviertes una amputación? Puedes rehabilitar, pero no puedes hacer nuevamente el miembro amputado. Ese es otro resultado fatal”, señaló el médico.
Lamentablemente, cuando se mide la letalidad del evento solemos usar solamente a las defunciones como el resultado fatal, pero si pensáramos más cuidadosamente, los resultados fatales incluirían las defunciones, pero también las secuelas crónicas, irreversibles, y la a seriedad sería mucho mayor”
El gran problema con esta enfermedad no es conseguir el tratamiento o el costo que representa, expuso, sino la rapidez con la que ataca y deteriora el organismo humano.
Una persona enferma de rickettsia tiene un tiempo límite menor a cinco días para poder ser diagnosticada y tratada antes de empezar a tener consecuencias fatales, y entre siete y nueve días antes de morir.
“Yo siempre lo he dicho, en Sonora no hay por qué pensar de otra manera. Si enfrentas a un paciente con fiebre, malestar general, dolor de cabeza, pero además preguntas si está en contacto con perros, garrapatas, o simplemente en la colonia hay perros callejeros, tú inmediatamente debes empezar tratamiento.
No requieres una prueba de laboratorio para iniciar tratamiento. Se necesita solo la sospecha empírica de los médicos para iniciarlo, y si la fiebre cede en las primeras 24 horas, acertaste, porque rickettsia no puede contra la doxiciclina”, afirmó.
FALLECE EN UNA SEMANA
Tanto para las sobrevivientes como para los familiares de las víctimas, el dolor que deja esta bacteria va más allá del físico, pues también representa un golpe emocional bastante drástico.
Claudia Figueroa perdió en 2022 a su hermano, luego de una semana de lidiar con la bacteria sin ser diagnosticado. Desde entonces, la recuperación para ella y toda la familia ha sido progresiva, adaptándose al duelo y a la ausencia.
“Fue un lunes cuando él me habló, me dijo que le dolía mucho la cabeza y que traía mucha fiebre, que iba a ir a urgencias.
“Fue a la San Benito, pero como había muchos casos de Covid e influenza, y su compañero de trabajo acababa de dar positivo a influenza, en automático le dijeron que era eso.
A los dos días, más o menos, empezó con malestar estomacal, traía náuseas, el estómago revuelto, dolor abdominal. Yo hablaba con él, pero estaba en Ciudad de México por trabajo. El viernes, cuando llegué en la noche, me dijeron que lo iban a volver a llevar al hospital, porque no daban con qué tenía, y el sábado en la tarde falleció”, recordó.
Algo que marcó tanto a Claudia como a toda su familia fue que José acudió a la clínica San Benito, a la Clínica del Noroeste y finalmente al Hospital General del Estado. Aunque siempre informó que era veterinario y tenía contacto con animales enfermos, los médicos no pensaron en rickettsia.
Fue el último día de vida del joven cuando sospecharon de la enfermedad e iniciaron tratamiento, pero ya era demasiado tarde.
Hace falta abrir el panorama o los ojos del personal que trabaja en urgencias, en los sectores públicos y privados, porque mi hermano fue a dos hospitales privados esa semana y después al público. Algo que malamente se comenta es que esta es una enfermedad que le va a dar a la gente que vive en condiciones muy extremas, pero este no debe ser, para nada, un criterio”, mencionó.
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SIN DIAGNÓSTICO
María del Carmen Robles Inzunza perdió en 2023 a su hijo de siete años por rickettsia, luego de llevarlo a atenderse tres veces al Hospital Infantil del Estado, sin que los médicos sospecharan de la enfermedad.
Su hijo murió en casa, cuando los padres intentaban bajarle la fiebre y el dolor de cabeza. Además, dos de sus pequeños también fueron hospitalizados por el mismo diagnóstico, aunque ellos afortunadamente sobrevivieron sin secuelas.
Yo llevé a mi niño con fiebre un lunes y me dieron paracetamol. El martes llamé a la Cruz Roja y no me lo mandaron; el miércoles fue igual; el jueves lo llevé al hospital porque no podía ni abrir los ojos del dolor, y me devolvieron. El viernes falleció aquí, en su cama”
“Fue muy doloroso, imagínate, el niño tendido en la funeraria, los otros dos niños internados, fue muy fuerte eso.
“Uno se aguanta, porque el doctor jamás me lo va a regresar, pero eso fue una negligencia, y el hospital lo sabe. Saben que el error fue de ellos, no de nosotros, porque si me lo hubieran dejado desde que lo llevé al principio, mi hijo estuviera vivo, como sus hermanos, no se me hubiera ido”, manifestó con ojos llenos de lágrimas.

Por si fuera poco, ni Claudia Figueroa ni Robles Inzunza recibieron un seguimiento adecuado o protocolo epidemiológico en ninguno de los dos casos.
Incluso, a ninguna se le entregó un resultado afirmativo de que sus familiares hayan fallecido por rickettsia.
Claudia, al ser personal de salud, pudo obtener el resultado positivo gracias a una persona que le facilitó el documento del Laboratorio Estatal de Sonora, mientras que Carmen tuvo el resultado positivo de sus dos hijos sobrevivientes, pero jamás le informaron sobre Jesús.
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