Rompe esquemas como primera gobernadora Mayo
Su padre, reconociendo su compromiso y amor por la cultura Mayo, tomó la decisión de confiarle el bastón de mando.

HUATABAMPO.- En la comunidad de Santa Cruz de El Júpare, Huatabampo, la historia de María del Rosario Avilés Carlón es un ejemplo de resistencia y determinación, pues a pesar de las adversidades y del machismo que impera en las comunidades indígenas, logró convertirse en la primera y hasta ahora única gobernadora tradicional de los ochos pueblos de la etnia Mayo.
“Es por herencia, al morir mi papá Aureliano Avilés Seboa se me dio el cargo como hija de un gobernador tradicional”, explicó la mujer de 49 años de edad, quien no ha tenido el camino fácil, pues aseguró que recibió muchas críticas y el rechazo de algunas personas de su etnia.
Mencionó que desde pequeña, mostró un fuerte vínculo con sus raíces y tradiciones. Mientras sus siete hermanos varones se dedicaban a otras actividades, ella acompañaba a su padre a las festividades y rituales tradicionales, aprendiendo de él la importancia del liderazgo dentro de su comunidad.
Le hice la promesa a mi padre de no dejar lo que él dejó (el cargo como herencia) porque más que nada es sagrado todo esto”, expresó, “me he enfrentado a los cambios, que la mujer siempre ha sido discriminada en todos los aspectos”.
Pero la tarea no es fácil ya que como gobernadora su deber es trabajar y ser defensora de la autonomía, soberanía, cultura, territorio y agua de los pueblos de la etnia Mayo, resaltó María del Rosario.
Su padre, reconociendo su compromiso y amor por la cultura Mayo, tomó la decisión de confiarle el bastón de mando, un símbolo de autoridad que no sólo representa el liderazgo, sino también la responsabilidad de preservar y fortalecer las costumbres de su pueblo.
El bastón también es sagrado; como gobernadora y autoridades tradicionales debemos defender nuestra soberanía como pueblo, la cultura, ver por su desarrollo”, enfatizó, “tuve muchas críticas de gente que no aceptaba que una mujer fuera gobernadora”.
SU GRAN MISIÓN
El bastón de mando que recibió de su padre no tiene un peso físico, pero sí una gran carga simbólica, reiteró, pues representa la conexión con su linaje, con su gente y con la tierra que la vio nacer.
Es un recordatorio constante de la confianza que le fue otorgada y de la misión que tiene como líder.
Además de su labor cultural, ha sido una gestora incansable ante las autoridades municipales y estatales, buscando mejorar las condiciones de vida de su pueblo, mencionó; sus esfuerzos han sido clave para la realización de proyectos de infraestructura y el acceso a programas de apoyo para los habitantes de Santa Cruz de El Júpare.
Representa una gran responsabilidad en mi calidad como mujer así como lo está haciendo nuestra presidenta de la República que somos mujeres y ahorita es tiempo de mujeres”, comentó, “las mujeres tenemos un derecho y el poder que me heredó mi papá con muchísimo respeto lo llevo”.
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