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Moralmente derrotados

Las instituciones garantes de legalidad, derechos humanos, competencia, transparencia, anticorrupción y democracia han sido capturadas o eliminadas al más puro estilo gansteril.

Óscar Serrato

CASCABEL

Otra oportunidad perdida más para un México inseguro, enfermo, con hambre y sed. A siete años de gestión de la autodenominada Cuarta Transformación pervive el sueño de que lo público se administre para beneficio de todos y no de unos cuantos oportunistas.

Agoniza un año que indubitablemente quedará marcado por las miserias que día a día observamos en los más altos púlpitos del poder. Un año que marcará un hito en la historia de quienes se presentaron como auténticos demócratas, esos mercachifles que una vez encumbrados se han dedicado a dinamitar instituciones así como socavar cualesquier salvaguarda que proteja al ciudadano ante un Gobierno cada día más autoritario y errático.

Las instituciones garantes de legalidad, derechos humanos, competencia, transparencia, anticorrupción y democracia han sido capturadas o eliminadas al más puro estilo gansteril.

De una evasiva mañanera con otros datos pasamos a la fingida ignorancia con el objetivo de esconder ya sea incompetencia o una determinación dictatorial de quienes sin ningún pudor ya no buscan unidad, sólo buscan servir inconfesables intereses de grupos que han optado por vivir al margen de la ley. Sí, aquellos que en público y en privado operan bajo la máxima de que “No me vengan con que la ley es la ley”.

No aspiro a santidad en quienes gobiernan, sí me gustaría que quienes llevan la administración pública sean mujeres y hombres probos, decentes, con los arrestos suficientes para enfrentar los retos que implica recuperar control territorial, monopolio del uso de la fuerza, generar confianza y regresar a la institucionalidad.

Aspiro que sean respetuosos del principio de legalidad, donde los poderes públicos están sujetos a la ley. Observamos gobernantes que en su diario devenir no pueden sostener el principio de unidad de vida, deambulan con esa oligofrénica ilusión que nadie se da cuenta de lo que son.

Cuando dejen el poder, al igual que quienes los antecedieron, enfrentarán repudio, su cruda realidad. Seguramente se irán con alforjas llenas de riqueza mal habida, desafortunadamente al igual que otros de triste recuerdo en total impunidad, caminarán solitarios cargando su desprestigio a cuestas cual pesada lápida cuando su burbuja de protección y aduladores se esfume.

Los gobiernos emanados de Morena que prometieron no endeudar, han abandonado la disciplina financiera. Reiteradamente repudian no sólo su palabra, palabra que sabemos carece de valor alguno, violan la Constitución en materia de deuda al financiar gasto corriente, la inversión “pública productiva” en infraestructura es escasa y programas clientelares sin reglas de operación avanzan.

La corrupción en el ejercicio del presupuesto ya no se puede ocultar ni ignorar, representa un riesgo para el Estado mismo cuyas consecuencias están a la vista. A octubre la deuda bruta del sector público federal ascendía a 19.5 billones de pesos, un crecimiento real de 5.1% contra el año anterior, contrastado con un PIB que de enero a septiembre aumentó en 0.1% real, una caída de 0.3% en el tercer trimestre.

El Gobierno de Sonora reporta deuda por 27,221 millones de pesos a septiembre de 2025, se incrementará en 1,500 mdp en este mismo año. En el paquete fiscal 2026, a consideración del Congreso, Durazo solicita autorización para endeudar por 5,400 mdp adicionales.

Quienes hoy “gobiernan” se irán, las deudas permanecerán, la obra pública en infraestructura productiva sigue sin llegar. A nivel federal como a nivel estatal la promesa era que con ahorros anuales de 500,000 y 5,000 mdp, respectivamente, generados por combate a corrupción y eficiencia en el gasto financiarían la expansión de programas de transferencias e infraestructura.

Ni ahorros ni eficiencia ni combate a la corrupción. Sólo endeudamiento irresponsable, fracasos y evasivas.

Las consecuencias del fracaso en materia de seguridad, salud, educación se incrementan, al igual que la carga impositiva. Sonora incrementó impuesto sobre nómina a empresas con más de 100 empleados para destinarlo a un fideicomiso de seguridad, como anticipábamos hace un año es una quimera, al tercer trimestre Durazo seguía sin destinarlo al fin que argumentaba en exposición de motivos escondiéndose para proponerlo en una inusitada petición de algunos personajes afines.

No sorprende el desvío de 923 mdp, incomprensible silencio de esos villamelones de ocasión que conspiraron con Durazo en este golpe a la competitividad.

Ante un proceso electoral anticipado, nuestro recurrente viaje al Averno, al igual que Eneas necesitamos moderna Sibilia de Cumas. Soy optimista, convencido que México tiene ante sí la oportunidad en 2027 de revertir espiral que nos ofrecen.

Urge superar la apatía, participar, alzar la voz, dejando atrás anquilosadas estructuras partidistas y corporativistas que impiden avanzar. En el rostro de quienes dicen gobernar se refleja la rabia de quien se sabe moralmente derrotado. Con actos y retórica buscan hacer copartícipes de su derrota a todos.

Desafortunadamente aún existen deplorables y ávidos personajes dispuestos a la genuflexión, afortunadamente la mayoría ya se dio cuenta que el emperador va desnudo.

Esta transformación, al igual que otras, como todo hecho histórico es necesariamente transitoria. El germen de su destrucción está en la disociación entre su narrativa de pureza y su podredumbre moral, la realidad que los impulsó y llevó al poder, los remitirá a donde merecen por su comportamiento estar… en el basurero de la historia.

Óscar F. Serrato Félix es padre de tres, ciudadano, empresario, analista y optimista

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