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Durazo y su circunstancia

Vienen los tres años de cierre, con una coyuntura nacional de la que ha sido actor principal desde el papel que ha desempeñado en su partido Morena.

Sergio Valle

PROS Y CONTRAS

Ya en muchos espacios hemos hablado y lo seguiremos haciendo sobre los anuncios hechos por el gobernador Alfonso Durazo durante su mensaje a Sonora, con motivo de su Tercer Informe de Gobierno.

Hay novedades interesantes que valdrá la pena ir desmenuzando durante los próximos días.

Sin embargo, considero que también es relevante hoy entender la circunstancia nacional, que es la que tiene frente a sí el mandatario sonorense, que ha llegado a la mitad de su recorrido.

Vienen los tres años de cierre, con una coyuntura nacional de la que ha sido actor principal desde el papel que ha desempeñado en su partido Morena, conduciendo un proceso interno que derivó en la designación de Claudia Sheinbaum como candidata presidencial y hoy a unos cuantos días de convertirse en la primera mujer en llegar a la Presidencia de México.

La tarea cumplida de sacar sin la menor dificultad el aval del Congreso del Estado a la reforma al Poder Judicial y hasta con más votos de lo necesario, pero de eso hablamos luego.

Andrés Manuel López Obrador y Alfonso Durazo son viejos conocidos, guardan una relación de afecto más allá del exitoso proyecto político que han impulsado.

¿Eso cambiará con la doctora Sheinbaum? No lo sé.

Pero no hay señales de que las cosas vayan mal en esa relación que le tocará a Durazo en la segunda parte de su sexenio, al contrario sobre todo si nos atenemos al papel relevante que ha tenido Sonora en la narrativa de la Presidenta electa, en relación a los planes a futuro ya estando ella al mando, en el marco del Plan Sonora de Energías Sostenibles.

Esa coordinación e intercambio de programas y políticas públicas viene desde que ella era la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, es una relación que ambos han trabajado y cultivado desde aquel momento, quizá desde antes.

Una parte del plan Sonora se va a desdoblar en los tres años siguientes, aunque hay cosas que no veremos en marcha sino hasta años más tarde.

Lo comentamos hace unas semanas en una entrevista con el diputado David Figueroa, sentar las bases de algunas cosas implica que los resultados no se verán pronto, pero cuando lleguen serán sólidas bases para el desarrollo económico de la entidad.

Los cimientos de una casa no se ven, pero sin ellos todo se puede derrumbar en cualquier momento, por muy bonito que se vea.

En la política y el ejercicio de gobierno eso tiene sus riesgos, como el hecho de que la gente perciba pocos avances, justo porque como sociedad estamos acostumbrados a la inmediatez, a ver y palpar toda obra de gobierno, de lo contrario podemos creer que poco o nada se ha hecho.

En ese sentido, Durazo decidió correr el riesgo que eso implica, de lo contrario cualquier cosa que se construya sobre bases débiles puede estar a la vista de todos, pero por poco tiempo, así que en mi opinión ese riesgo vale la pena.

En las declaraciones recientes de Durazo se advierte el reconocimiento de los problemas que aquejan todavía a ciertos sectores de la población, porque tampoco se puede tapar el Sol con un dedo y las cosas no desaparecen nada más por no mencionarlas.

A diferencia de muchos de sus antecesores Durazo llega a una segunda mitad de su gobierno con un margen de maniobra amplio, cómodo, con operadores de muy buen nivel en el Congreso del Estado y con (algunos) diputados federales en funciones que se advierten más capacitados en el cargo.

Durazo tiene el control político del Estado, no tengo duda de eso.

Vienen tiempos de cambios en la dirigencia nacional de Morena, un partido que después de AMLO debe evolucionar para permitirle vida propia en las diversas regiones del País.

Y ahí también tendrá mano Durazo.

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