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Se ve el paisaje de “El Oviáchic” cada vez más desalentador

La falta de lluvias en la región hace que los pobladores cercanos a este embalse en Cajeme sientan mucha incertidumbre sobre su futuro.

Se ve el paisaje de “El Oviáchic” cada vez más desalentador

CIUDAD OBREGÓN.- En los últimos años, el paisaje que se observa desde el mirador o el vertedero de la presa Álvaro Obregón, conocida como “El Oviáchic”, se ha vuelto cada vez más desalentador, debido al bajo nivel del agua provocado por la sequía extrema y excepcional que afecta al Municipio de Cajeme.

Este embalse, el más grande del río Yaqui, fue construido entre 1947 y 1952 durante el Gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés en un encharcamiento natural antes de que el río Yaqui llegara a la zona costera; lugar conocido por los pobladores como “El Oviáchic”, palabra de origen yaqui que significa “el difícil”.

Se encuentra ubicado a 42 kilómetros al Nororiente de Ciudad Obregón, en los alrededores del actual pueblo de Buenavista. El antiguo asentamiento quedó sepultado bajo las aguas del embalse, luego de que se desalojara a toda su población para dar paso a la construcción de la presa. Esta obra, junto con las demás represas y canales del Sistema de Riego del río Yaqui, y sumada al impulso de la investigación agrícola, generó un importante auge agroindustrial en la región.

Los 72 municipios de Sonora cuentan con algún tipo de sequía, al registrar lluvias por debajo del promedio. FOTO: BANCO DIGITAL

Según información del Distrito de Riego del río Yaqui (DRRY), actualmente la presa se encuentra al 15.2 % de su capacidad, lo que representa tan sólo 490.3 millones de metros cúbicos de agua, pero según el reporte de la Conagua está en 16.2%, Si bien en este año almacena 73.1 millones de metros cúbicos más que en las mismas fechas del año pasado, la situación sigue siendo poco alentadora, recordando otros periodos de intensa sequía, como ocurrió recientemente en 2022 y anteriormente en 2003.

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TEMPORADA CRÍTICA

Rubén Acosta Gómez, pescador de la región, recordó que por el año de 1984, cuando comenzó a pescar, la cantidad de producto que obtenían de las aguas era muy abundante, y así se mantuvo durante muchos años, hasta que la sequía comenzó a hacer presencia.

Conforme pasa el tiempo, cada temporada se pone más crítica, mencionó, debido al descenso del nivel de la presa, pero también por la falta de producto en las aguas y que de seguir todo igual, esta podría ser la última vez que se vean pescadores por el lugar.

Este año en particular, el producto “se les escondió” y les ha ido muy mal, con una producción muy baja, explicó que, si en otros años llegaban a obtener hasta 100 kilogramos por salida, durante esta temporada, si logran capturar 15, ya es mucho.

Ya tenemos algunos años que ha ido en decadencia, pero esta temporada sí está peor. La pesca siempre ha tenido altas y bajas. Ahorita está muy crítica la situación. Ya no es redituable, no sabemos qué hacer. Qué chulada fuera que nos cayera lluvia, tanto para el pescado como para los que tenemos animalitos, porque se está batallando bastante”, indicó Acosta.

Comentó que los pescadores se la viven batallando para “acabalar” lo necesario: La gasolina, el mantenimiento de los motores y, en general, el cuidado de las pangas lo que hace que la actividad apenas les alcance para sobrellevar el día, y en ocasiones, ni siquiera para eso.

Aquí no nos escapamos ninguna (cooperativa) todos estamos igual, temporada tras temporada salen dos o tres compañeros de la actividad, los más tercos somos los que aquí andamos todavía. A lo mejor es la última temporada que andemos por aquí, porque de plano, sí sacamos para comer, pero no solventa las necesidades que tenemos”, resaltó.

PESCA Y GANADERÍA

En su caso, dijo, para poder salir adelante, tiene que combinar la actividad pesquera con la ganadería; sin embargo, esto no es suficiente, ya que la sequía también está afectando seriamente esta otra actividad. Las nuevas generaciones, expresó, no muestran interés en continuar con la pesca y prefieren dedicarse a otros oficios o profesiones, e incluso migrar de los pueblos para buscar empleo en la ciudad.

A como va, lo miro muy difícil en lo que es la pesca, porque ni nosotros, los pescadores, nos organizamos, ni el Gobierno nos organiza. No hay control. Veo difícil que otra generación siga pescando; andamos puros viejos en el agua, los mismos que empezamos. La gente joven se va a otros trabajos, por la misma situación”, destacó.

El panorama para los pescadores de la presa del Oviáchic no es nada alentador por los problemas de sequía. | Especial

RECUERDAN CON NOSTALGIA

Los tiempos mozos de la presa de “Oviáchic” fueron muchos y los pobladores del actual pueblo de Buenavista recuerdan con nostalgia desde que inundaron el antiguo poblado, cómo ha ido cambiando hasta llegar a la actualidad.

Martina Gutiérrez Zayas, de 60 años de edad, y habitante de los alrededores de la presa, compartió que en el antiguo poblado nacieron sus abuelos, sus padres y dos de sus hermanos, y que al ser desplazados para dar paso a la construcción del embalse, gran parte de su historia también quedó sumergida bajo sus aguas.

Martina Gutiérrez Zayas, una habitante de Buenavista e integrante de las primeras familias que llegaron al nuevo pueblo. | Crédito: Especial GH

En las entrañas de la presa están sus ancestros a quienes honra y recuerda con cariño y por los que le tiene gran amor a “El Oviáchic”, dijo. Desde pequeña su madre le enseñó su historia y por ello cada vez que las ruinas emergen por la sequía, ella aprovecha y las recorre para recordar lo que un día fue el antiguo Buenavista.

Mucha gente sintió mucha tristeza, mucha lloradera porque los sacaron. Mi mamá platicaba que este era un pueblo muy próspero porque pasaba el río y se sembraba de todo: Frijol, maíz, calabaza… de todo sembraban. Decían ellos: ‘¿Cómo es posibleque nos vayan a sacar de estas tierras?’ No lo creían. Y elGobierno hizo la presa. Fuehasta 1952 cuando realmente el Gobierno construyó unacolonia para los pobladoresde aquí y se los llevó”, indicó.

Recordó que su abuela, antes de abandonar el pueblo, exhumó los restos de su abuelo para llevárselos con ella, ya que le era inconcebible imaginar que quedaran sepultados bajo tanta agua. Sin embargo, no fue así para otros familiares suyos, que aún descansan en las profundidades del “Oviáchic”.

TIEMPOS DE RETO

Actualmente y por la falta de lluvias, contó, la situación es muy extrema y que aunque no se asemeja a otras épocas, como fue en 2003, aun así se la están viendo difícil.

Antes era muy próspero mucho pescado, llovía, las vacas estaban bonitas, gordas, no había sequía, había mucho pasto por donde quiera. No había tanto sufrimiento como ahorita, ahorita está ‘cañón’. Este año estuvo peor, no hubo siembras en el Valle es una tristeza”, lamentó Martina Gutiérrez.

Así se ve la sequía en Sonora (ARCHIVO/Especial)

Agregó que esperan que lleguen las lluvias a la región y que los gobiernos volteen a verlos para que les brindena poyos a fin de sobrellevar esta situación, en lo que logran “nivelarse”.

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