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León XIV: el papa de la unidad

Gran alegría ha causado en todo el mundo, especialmente entre los católicos.

Anita B.  de Ochoa

Gran alegría ha causado en todo el mundo, especialmente entre los católicos, la llegada del Cardenal Robert Prevost como nuevo sucesor de San Pedro, tomando el nombre de León XIV; un hombre de Dios, sencillo, sonriente cuyas primeras palabras fueron “La paz esté con ustedes”, revelando así su deseo de una paz verdadera que tanta falta le hace a un mundo convulsionado por tanta confusión, guerras, violencia, asesinatos…

Pero ¿cómo fue que Robert Prevost, un Cardenal relativamente desconocido haya sido elegido con más de 100 votos-sobre 133- en prácticamente 24 horas? La respuesta la da el Cardenal Gerhard Müller en una entrevista dada al periodista Andreas Wailzer. Esto solo puede entenderse si eres verdaderamente cristiano y crees en el Espíritu Santo y en la obra de Su gracia. El Colegio Cardenalicio fue creado de manera que todas las naciones y lenguas -algunas de ellas no hablaban italiano ni inglés-, estuvieran representadas. ¿Cómo entonces pudo surgir tan rápidamente una decisión de un colegio tan heterogéneo? Sin duda el mérito es del Espíritu Santo.

De esta forma, y por su gracia, hoy tenemos un Papa humilde, valiente, sabio y lleno de Dios, nacido en Chicago, USA y nacionalizado peruano, país al que sirvió 20 años como Misionero Agustino en varias ciudades como Trujillo y Chiclayo, donde con su carisma y su ejemplo, conquistó muchas almas para Dios. Esta es la razón por la cual ha externado varias veces en estos pocos días de su llegada, uno de sus deseos más profundos: Trabajar como Iglesia misionera que tiende puentes y fomenta el diálogo, una iglesia siempre abierta y dispuesta a acoger con los brazos abiertos a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, y nuestro amor.

En su primera homilía tradicionalmente considerada como el programa de gobierno del nuevo Pontífice, el Papa León ha sido muy claro, repitiendo una y otra vez, dos palabras: Unidad y Amor. Es decir, este Papa quiere llevar a la Iglesia por el camino de la unidad. Este mensaje es esperanzador. La Iglesia necesitaba alguien que hiciera frente a los retos de unidad en el mundo. Una unidad basada en el amor de Dios y en el amor a Dios, en la Palabra y en la tradición, para custodiar el rico patrimonio de la Fe de la Iglesia.

Jesús mismo pidió a Pedro que mantuviera unidos a sus hermanos; no podemos llevar paz al mundo si entre nosotros estamos divididos.

El Papa León tocó tres puntos importantes: Defender la paz, una paz basada en la Justicia y la superación de las desigualdades sociales. Defender la familia estable y duradera formada por un hombre y una mujer. Y defender la Verdad, que NO es una idea, es una Persona, la Verdad es Cristo. Jesucristo es la plenitud de la verdad.

Y aunque nuestra esperanza no está puesta en León XIV, sino en Cristo, ésta se acrecienta al tener un Vicario de Cristo, sucesor de Pedro que nos confirma en la Fe, coherente a la Doctrina de la Iglesia y al Evangelio.

¡Enhorabuena Iglesia Católica! Tenemos un Papa que dará su vida por la unidad de nuestra amada Iglesia y la fidelidad al Evangelio. ¡Viva el Papa León XIV!

*- La autora es consejera familiar.

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