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Una diferencia fundamental

El control de Nicolás Maduro, el comunista o socialista, es igual a una dictadura, una mancha enorme para la democracia en América hispana.

Ruben García Benavides

El control de Nicolás Maduro, el comunista o socialista, es igual a una dictadura, una mancha enorme para la democracia en América hispana. En una importante cantidad de temas o asuntos el gobierno de Obrador es fundamentalmente opuesto o muy distinto al sistema socialista de Maduro, principalmente en lo que se refiere al liberalismo económico que se vive en México (por cierto, no encuentro la diferencia entre liberalismo y neoliberalismo económico, ya que el neoliberalismo es en extremo criticado por Obrador y sus chapulines, pero en la 4T se vive un liberalismo económico que es por cierto lo que nos mantiene, sin duda con definitiva diferencia del socialismo en Venezuela de su dictador Nicolás Maduro. Siguiendo el tema: ¿qué audaz y doctor en política, como la doctora Sheinbaum por ejemplo, me puede ilustrar para conocer la diferencia? Por mi parte yo solo sé que sí existe una: el maniqueísmo de Obrador contra el pasado priista y párele de contar. Sigo con el tema. La industria automotriz en México se encuentra en pleno vuelo. La construcción y los grandes edificios de varios pisos y desarrollos urbanos no hay quien los pare. Los centros mercantiles de negocio se encuentran en su mejor época, incluyendo Walmart, Soriana, SEARS, Calimax, Smart & final, etc. Si esto es así, ¿cómo diferenciar este crecimiento del liberalismo económico del neoliberalismo? ¿Te das cuenta, lector? La verdad: solo la mente maniquea del presidente nos lo puede explicar. Sea esto un problema para razonar, la verdad es una: el liberalismo económico que se vive en México nos convierte en un país fundamentalmente diferente a Venezuela.

Pero, un pero enorme del tamaño de mi alma: Obrador y Nicolás Maduro son iguales que tanto uno como el otro pugnan y darán todo lo que esté a su alcance por tener el control de los organismos instituciones que sean manipulables, incondicionales, tanto a Obrador como a Maduro. Maduro ya lo ha logrado. Las elecciones recientes en Venezuela lo indican con absoluta claridad: el control del dictador comunista o socialista sobre los organismos electorales de ese país dan muestra absoluta de la obediencia de estos organismos electorales a lo que indique el presidente socialista o mejor aún, Nicolás Maduro. Andrés Manuel López Obrador va por el mismo camino. Hace lo imposible por tener el contra e incluso desaparecer toda institución u organismo que tenga la libertad de criticar o incluso abrir evidenciasclaras que el gobierno de Obrador hayarealizado en su administración; incluidala corrupción. Andrés Manuel no quiere dejar evidencia de instituciones que lecritiquen o incluso encuentren malos manejos en su cuestión. Así de clara está lasituación entre la semejanza y la diferencia de Obrador y Maduro. Por alguna razón, el presidente mexicano no ha queridosumarse al reclamo de otros países comoBrasil, Colombia y algunos otros europeos para que se abran pero ya, los paquetes definitivos electorales definitivos de lavotación de los venezolanos. Este es nuestro presidente adorado por miles o millones, solo fundamentalmente por algunasmigajas. Que están bien, que son positivaspero la compra de voto no es, no tengo lamayor duda, una muestra de democraciaNos vemos.

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultadde Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.

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