La CPI se reafirma: “No aceptamos presión” de EEUU y Rusia pese a sanciones y órdenes de arresto
La corte penal internacional enfrenta sanciones contra jueces y fiscales, mientras investiga a líderes de Israel y Rusia en un año de máxima tensión.

En un momento de presión sin precedentes, la Corte Penal Internacional (CPI) ha tomado una postura firme. Según ABC News, durante la apertura de su reunión anual este lunes, la presidenta de la corte, la jueza Tomoko Akane, declaró que la institución no cederá ante las presiones de grandes potencias.
Esta declaración llega en un contexto de confrontación directa: la administración del presidente estadounidense Donald Trump ha sancionado a nueve funcionarios de la CPI, incluido su fiscal jefe, y Rusia ha emitido órdenes de arresto contra personal de la corte.
Este enfrentamiento ocurre mientras la CPI maneja investigaciones de alto perfil sobre la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza, poniendo a prueba su autonomía y su capacidad operativa.
La declaración de principio: “Nunca aceptamos presión”
La jueza Tomoko Akane fue directa en su mensaje a las delegaciones internacionales. Su afirmación, “Nunca aceptamos ningún tipo de presión”, establece el tono de la asamblea anual.
Esta postura es una respuesta clara a las acciones de Estados Unidos y Rusia, diseñadas para influir o detener las investigaciones de la corte.
La declaración reafirma el mandato de la CPI de actuar con independencia, sin importar el poder de los estados investigados.
Las fuentes de la presión: Sanciones y órdenes de arresto
La presión sobre la corte se materializa de dos formas concretas:
- Sanciones de EE.UU.: El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone sanciones a nueve miembros de la CPI. Los afectados son seis jueces y el fiscal jefe, Karim Khan.
- Represalia de Rusia: Moscú ha emitido órdenes de arresto contra personal de la CPI. Esta es una respuesta directa a la orden de arresto que la corte emitió en contra del presidente ruso Vladimir Putin, por su papel en la guerra en Ucrania.
El impacto concreto en el trabajo de la corte
Estas medidas tienen un efecto tangible. Las sanciones y las órdenes de arresto han impactado negativamente el trabajo de la CPI en múltiples investigaciones. Esto sucede en el peor momento posible, ya que la corte enfrenta una demanda creciente de recursos.
El año pasado, la jueza Akane ya había advertido sobre las amenazas que representaba un segundo mandato de Trump. Sus advertencias se materializaron tres semanas después de que asumiera el cargo.
Las investigaciones que desataron la crisis
La tensión actual tiene su origen en dos casos emblemáticos:
- La guerra en Ucrania: La CPI emitió una orden de arresto contra el presidente ruso Vladimir Putin, lo que provocó la represalia de Moscú.
- El conflicto en Gaza: La corte emitió órdenes de arresto contra el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant. Se les acusa de presuntos crímenes de guerra durante la ofensiva militar en Gaza tras los ataques del 7 de octubre de 2023. Israel, al igual que Estados Unidos, Rusia y China, no es miembro de la CPI.
Los desafíos operativos y una crisis interna
La CPI opera con limitaciones estructurales. No tiene una fuerza policial propia y depende de la cooperación de sus estados miembros para ejecutar las órdenes de arresto.
Además de la presión externa, la corte enfrenta una crisis interna. El fiscal jefe, Karim Khan, se ha apartado temporalmente de su cargo debido a una investigación sobre denuncias de conducta sexual indebida, que él niega.
La presidenta de la Asamblea de Estados Partes, Päivi Kaukoranta, reconoció que la investigación “ha tomado más tiempo del esperado” y que los estados miembros “han estado frustrados con la duración de este proceso”.
¿Qué es la CPI y cómo funciona?
Para entender la magnitud del desafío, es útil recordar el papel de la CPI. Fue establecida en 2002 como el tribunal penal permanente de última instancia a nivel mundial, cuya misión es procesar a individuos por los crímenes más graves: genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y el crimen de agresión.
La corte solo actúa cuando un país no puede o no está dispuesto a llevar a cabo sus propias investigaciones y juicios de manera genuina.
Ahora, la corte se encuentra en una encrucijada, defendiendo su independencia judicial frente a la presión de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Su capacidad para investigar presuntos crímenes de guerra en Gaza y Ucrania, mientras resiste sanciones y gestiona una crisis interna, definirá su credibilidad y su futuro como pilar de la justicia penal internacional.
La declaración de la jueza Akane es un primer paso, pero la verdadera prueba será la capacidad de la institución para mantener sus investigaciones activas en este clima de hostilidad.
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