Psiquiatra de Stanford confirma que la marihuana sí genera adicción mientras disminuye búsqueda de tratamiento
3 de cada 10 consumidores desarrollan trastorno por consumo de cannabis, pero solo el 13% recibe tratamiento especializado.

ESTADOS UNIDOS.- El consumo problemático de marihuana muestra una tendencia creciente en Estados Unidos, pero un número menor de personas busca tratamiento especializado. Esta situación responde a la normalización social de la sustancia y a la creencia común de que no genera adicción. Megan Feller, una joven de 24 años, representa este perfil: consumía marihuana varias veces al día y no podía funcionar sin ella, pero durante años no consideró necesario buscar ayuda, según informa AP.
“No creía que el cannabis fuera un gran problema”, explicó Feller. “Era muy aceptado socialmente”. Esta percepción se ha extendido conforme más estados legalizan su uso y los productos disponibles incrementan su potencia. Encuestas con apoyo federal confirman que el consumo entre adultos jóvenes alcanzó niveles históricos.

El aumento en el consumo y sus efectos
Las estadísticas reflejan un cambio significativo en los hábitos de consumo. En 2022, casi 18 millones de estadounidenses reportaron usar marihuana diariamente o casi a diario. Esta cifra supera por primera vez al consumo diario de alcohol. Tres décadas atrás, menos de un millón de personas declaraban este patrón de uso.
Los estudios muestran un aumento correspondiente en el trastorno por consumo de cannabis. Esta condición se presenta cuando las personas experimentan ansiedad por la sustancia y dedican mucho tiempo a consumirla, aun cuando esto les genera problemas en sus entornos familiar, laboral o escolar. Investigaciones estiman que aproximadamente 3 de cada 10 consumidores desarrollan este trastorno, que puede presentarse en niveles leve, moderado o severo.
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La Dra. Smita Das, psiquiatra de adicciones de la Universidad de Stanford, aclara un punto crucial: “Es una adicción, a pesar de la idea errónea común de que eso no es posible con la marihuana”.
Los factores que dificultan el tratamiento
La normalización social de la marihuana ha creado barreras para el tratamiento. La Dra. Jennifer Exo, de la Fundación Hazelden Betty Ford en Minnesota, explica este fenómeno: “Existe la creencia generalizada de que no se puede desarrollar una adicción, que en realidad no puede ser un problema. Tiene que ver con el mito de que el cannabis es seguro, natural y benigno”.
La evidencia científica contradice estas percepciones. El consumo frecuente o excesivo se ha vinculado con problemas de aprendizaje, memoria y atención. También se asocia con náuseas, vómitos y problemas pulmonares crónicos entre quienes la fuman. Algunos estudios la han relacionado con la aparición temprana de psicosis en personas con predisposición genética a trastornos como la esquizofrenia.
La mayor potencia y accesibilidad
La marihuana actual presenta características diferentes a la de décadas anteriores. En la década de 1960, la mayoría contenía menos del 5% de THC, el componente psicoactivo. En la actualidad, los productos en dispensarios pueden alcanzar concentraciones del 40% o más.
La presentación también ha cambiado. “Los adolescentes a menudo vapean concentrados potentes de marihuana”, señaló la Dra. Exo, en lugar de consumirla en formas menos concentradas.
El acceso se ha expandido considerablemente. Para finales de junio, 24 estados permiten el uso recreativo en adultos y 40 estados permiten el uso medicinal. Esta disponibilidad se correlaciona con el aumento de visitas a salas de emergencia por “intoxicación aguda por cannabis”, donde los pacientes pueden experimentar ritmo cardíaco acelerado, confusión o paranoia.

El camino hacia la recuperación
La experiencia de Megan Feller ilustra el proceso típico. Comenzó a consumir a los 16 años y progresó rápidamente hacia formas más potentes y discretas, como los cartuchos de vapeo. Pronto desarrolló una dependencia física.
“Durante años me despertaba cada mañana y, hasta que fumé marihuana, vomitaba”, relató. Utilizaba la sustancia no para drogarse, sino para aliviar los síntomas de abstinencia.
Feller buscó tratamiento en múltiples ocasiones. Inicialmente, sus padres la enviaron a rehabilitación a los 18 años, pero no estaba preparada. Después de la muerte de su madre, su consumo empeoró. A los 22 años ingresó por su cuenta a Hazelden, pero solo para dejar el alcohol. Finalmente, buscó tratamiento específico para el trastorno por consumo de cannabis y lleva casi un año en sobriedad.
“Ahora soy mucho más feliz”, afirmó. “No me siento atada a ninguna sustancia”.
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La disminución en la búsqueda de ayuda
Las investigaciones confirman que menos personas buscan tratamiento para este trastorno. Un estudio publicado este año muestra que la proporción de personas que recibieron tratamiento disminuyó del 19% en 2003 al 13% en 2019.
Los expertos identifican razones que incluyen la expansión de la legalización y actitudes sociales más tolerantes. La educación sobre los riesgos reales del consumo problemático se considera fundamental.
“Otro aspecto importante es ayudar a las personas a comprender el riesgo antes de empezar”, dijo la Dra. Exo, “y luego sentirse lo suficientemente seguras como para decir: ‘Necesito ayuda para gestionar esto’”.
Feller ofrece un consejo desde su experiencia: “Si estás cambiando tu vida por la marihuana, podría haber un problema. Hay recursos para obtener ayuda y no estás solo”.
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