Los lazos políticos que forjaron el poder de Adán Augusto López en Tabasco y cómo él y Lastra “levantaron” a Hernán Bermúdez Requena, líder del brazo del CJNG, “La Barredora”, como Secretario de Seguridad
De su declinación en 2001 al control político total en 2019, así se tejió la red que cimentó su carrera.

VILLAHERMOSA, Tabasco.— En enero de 2001, la política tabasqueña vivía una “tormenta”. Tras la anulación de la elección que había dado el triunfo a Manuel Andrade, el viejo sistema priista se fracturaba. Fue entonces cuando Humberto Mayans, en un hotel del Centro Histórico, pronunció una frase que aún resuena:
Para saber si un gobernante es verdaderamente un estadista o un simple patán con mando, basta ver la calidad del grupo político que lo rodea”.
Según documenta un reportaje publicado por El Universal, con esas palabras, y citando a Carlos Madrazo, Mayans rompió con el PRI. Ese momento fue también el punto de partida para el ascenso político de Adán Augusto López Hernández, quien hasta entonces se movía en la “sombra” como secretario general del partido.
El tablero se mueve: alianzas, familia y oportunidad
Adán Augusto venía de una familia conocida en Tabasco. Su padre, el abogado Payambé López Falconi, era respetado; su hermana Rosalinda ya ocupaba una curul federal por el PRD, y su amistad con Andrés Manuel López Obrador venía desde la infancia.
Mientras el PRI se desmoronaba y el PAN estrenaba su primer presidente de la República, Vicente Fox, el vacío de poder en el estado abrió espacio a nuevas jugadas.
En medio del caos, Adán Augusto buscó ser gobernador interino, pero antes de que las negociaciones se cerraran, tomó una decisión que marcaría su futuro. Frente a los medios, leyó un comunicado:
Declino mis aspiraciones a encabezar el gobierno interino de Tabasco. Pongo mi voluntad al servicio del estado y reconozco al gobernador Enrique Priego”.
Esa renuncia lo alejó de un conflicto inmediato, pero le permitió conservar relaciones políticas que más tarde serían decisivas.
El momento que pudo cambiarlo todo
Veinticinco años después, Juan José Rodríguez Prats, exsenador y testigo de aquel proceso, reflexiona en entrevista con El Universal:
Si Adán Augusto hubiera sido gobernador interino en 2001, no habría llegado a la gubernatura en 2019. Las cosas habrían sido completamente distintas”.
Rodríguez Prats recuerda que el entonces gobernador Roberto Madrazo lo llamó para definir la terna del interinato: Enrique Priego Oropeza, Adán Augusto López Hernández y Jorge Abdó Francis. No obstante, Madrazo terminó eligiendo a Priego, quien asumió el cargo en los últimos minutos de 2000, mientras muchos aún debatían la legalidad de su nombramiento.

La estrategia que no cuajó
Adán Augusto había intentado construir un acuerdo con el PRD, ofreciendo secretarías a cambio de apoyo. Sin embargo, su padre lo alertó:
¿Y ante qué Legislatura vas a tomar protesta? Es ilegal lo de Madrazo, lo legal es que lo hagas ante la 57 Legislatura”.
El acuerdo no prosperó. En su crónica del 3 de enero de 2001, Jesusa Cervantes escribió que “Madrazo dio un manotazo” y que Priego se levantó de la hamaca para acudir al Congreso y tomar protesta como gobernador interino.
Así se cerró, al menos en apariencia, la puerta de Adán Augusto.
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Disidentes y nuevos caminos
Entre quienes criticaron esa decisión estaba Lorena Beaurregard, entonces diputada federal. En conversación con El Universal en 2025, recordó que en esos años ya se le consideraba una voz incómoda dentro del PRI.
A mí ya me veían feo por lo que le dije a Herminio Blanco en tribuna”, comenta entre risas, evocando la comparecencia del 2000 en San Lázaro.
Pese a las diferencias, Beaurregard recibió en esos días una visita de Adán Augusto. Hablaron durante una hora sobre la crisis interna del PRI.
Él reconoció que insistir en su aspiración podía dividir al partido.
El 1 de enero, Beaurregard, Arturo Núñez y Humberto Mayans ofrecieron una conferencia de prensa pidiendo diálogo y apoyando a López Hernández como interino. Pero la decisión ya estaba tomada: Enrique Priego gobernaría por un año.
El origen de un grupo político duradero
Años después, varios de los personajes de aquella disputa volvieron a coincidir. Rodríguez Prats cuenta que conoció a Adán Augusto gracias a una recomendación de la jurista Guadalupe Cano de Ocampo, quien lo describió como “sereno y buen abogado”. Fue él quien lo promovió para ocupar un cargo en la Secretaría de Gobierno durante el mandato de Manuel Gurría.
En esa misma etapa apareció otro nombre: Jaime Humberto Lastra, quien más tarde introduciría a Hernán Bermúdez en la estructura de seguridad pública.
Así conocimos a Bermúdez. Se decía que era duro, pero ellos decían: ‘para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo’”, recuerda Beaurregard.
El regreso de las viejas alianzas
Cuando Adán Augusto López asumió la gubernatura en 2019, los nombres de ese pasado volvieron a escena.
- Enrique Priego Oropeza, el mismo que le ganó el interinato, fue designado presidente del Tribunal Superior de Justicia.
- Jaime Lastra Bastar se convirtió en fiscal general del estado.
- Hernán Bermúdez Requena, aquel funcionario que conoció hace más de 20 años, asumió la Secretaría de Seguridad Pública.
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Tabasco vivía un momento complicado de violencia, y Lastra fue quien le recomendó colocar a Bermúdez”, asegura Beaurregard.
Con el tiempo, López Hernández logró tener bajo su órbita el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y la seguridad estatal.
Del notariado al control político
Al concluir el gobierno de Gurría, Adán Augusto recibió la notaría 27, mientras que Lastra obtuvo la notaría 30. A diferencia de su antiguo compañero, López Hernández se enfocó en el ámbito empresarial y en mantener vivas sus conexiones políticas.
Durante los años que no tuvo un cargo público, sus relaciones no se enfriaron; al contrario, se consolidaron”, señala El Universal.
Esa red, construida a lo largo de décadas, le permitió regresar en 2019 no solo como gobernador, sino como el político que supo unir los hilos dispersos del poder tabasqueño.

El caso Hernán Bermúdez Requena: del poder a la cárcel
Cuando Hernán Bermúdez Requena asumió la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco en diciembre de 2019, lo hizo bajo la confianza directa de Adán Augusto. Ambos se conocían desde los años noventa, cuando Bermúdez trabajaba en la Policía Judicial y más tarde en áreas de seguridad pública.
Su llegada al gabinete parecía una apuesta por la experiencia, pero pronto su nombre comenzó a aparecer ligado a escándalos.
Las primeras acusaciones
Durante su gestión, diversas investigaciones federales y estatales lo señalaron por presuntas irregularidades en el manejo de recursos, encubrimiento de policías involucrados en extorsiones y por su presunta relación con un grupo delictivo emergente conocido como “La Barredora”, una organización que, de acuerdo con reportes de inteligencia, actuaba como brazo operativo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el sureste.
La agrupación operaba en Tabasco y zonas colindantes de Veracruz y Chiapas, dedicada a delitos como huachicol, extorsión, secuestro exprés y narcotráfico local.
A mediados de 2024, testimonios de exagentes comenzaron a vincular directamente a Bermúdez con protección a líderes de esa célula. Aunque el exfuncionario negó todas las acusaciones, la Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación en su contra.
De funcionario a prófugo
En febrero de 2025, un juez de control emitió una orden de aprehensión en su contra por los delitos de asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
Bermúdez no se presentó ante las autoridades y desde entonces fue considerado prófugo de la justicia.
Poco después, la Interpol emitió una ficha roja internacional, mientras la Secretaría de Seguridad federal confirmó su colaboración con las fiscalías locales para ubicarlo.
Durante los meses siguientes, se difundieron versiones que lo situaban en Guatemala y posteriormente en Sudamérica, hasta que en julio de 2025 medios internacionales lo identificaron en Paraguay bajo una identidad falsa.
La captura en Paraguay
El 12 de septiembre de 2025, tras un operativo conjunto entre autoridades mexicanas, paraguayas e Interpol, Hernán Bermúdez Requena fue detenido en Asunción, dentro de una residencia de lujo.
Su captura fue posible gracias al rastreo de movimientos financieros, una tarjeta de crédito utilizada por un familiar y el seguimiento de dispositivos electrónicos.
Las imágenes de su arresto, publicadas por medios locales, mostraban al exjefe policial con una barba crecida y ropa casual, sin oponer resistencia.
De la extradición al proceso judicial
Semanas después, Paraguay autorizó su extradición a México, donde fue ingresado al penal del Altiplano.
En septiembre, un juez lo vinculó a proceso por los tres delitos imputados y ordenó prisión preventiva oficiosa.
Las audiencias han revelado que el Ministerio Público cuenta con grabaciones, testimonios y transferencias bancarias que presuntamente lo relacionan con operaciones de La Barredora.

El cierre de un círculo político
El caso Bermúdez golpeó directamente al entorno político de Tabasco, pues su nombramiento como secretario de Seguridad ocurrió cuando Adán Augusto López gobernaba el estado.
Las investigaciones actuales también buscan determinar si hubo omisiones o encubrimiento por parte de otros funcionarios.
Hoy, Hernán Bermúdez Requena permanece encarcelado y su proceso continúa abierto. Su historia resume un recorrido que inició entre alianzas políticas, continuó con poder institucional y terminó con uno de los expedientes criminales más complejos en la historia reciente de Tabasco.
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