Tras su divorcio, un hombre deberá pagar manutención por los gatos que compartía con su exesposa
El fallo del Juzgado de Familia de Estambul establece un precedente inusual al incluir a dos felinos en el acuerdo de divorcio, reflejando un cambio en la percepción legal de los animales como seres vivos y no simples bienes.

CIUDAD DE MÉXICO. 3 DE NOVIEMBRE.- El Juzgado de Familia de Estambul, Turquía, resolvió recientemente un caso que ha llamado la atención internacional: un hombre deberá pagar manutención económica destinada al cuidado de los dos gatos que compartía con su exesposa.
De acuerdo con el periódico turco Hürriyet y Infobae México, el ciudadano identificado como Buğra B. presentó ante el tribunal una solicitud de divorcio de mutuo acuerdo de su cónyuge, Ezgi B., con quien se había casado dos años atrás.
La petición se sustentó en una “grave incompatibilidad y una ruptura en los cimientos del matrimonio”.
El documento incluyó una cláusula que establecía que el hombre pagaría a la mujer una compensación de 550 mil liras turcas (aproximadamente 241 mil 835 pesos mexicanos) y, además, cubriría los gastos del cuidado de los dos felinos que permanecerán bajo custodia de su exesposa.
El acuerdo estipula textualmente: “Las partes han acordado que los dos gatos de Buğra B. se quedarán con Ezgi B. Mientras permanezcan con ella, y en ningún caso durante un máximo de 10 años, Buğra B. pagará 10 mil liras mensuales, trimestralmente, a Ezgi B. para sufragar los gastos de cuidado de los gatos”.
Según el medio turco, el documento también precisa que esta cantidad será actualizada anualmente conforme al índice de precios al consumo (IPC) y al índice de eficiencia económica (EFE) determinados por el Instituto de Tecnología de la Información y la Comunicación (TÜİK).
Un nuevo enfoque legal hacia los animales en Turquía
Estambul es conocida por su gran población de gatos callejeros, tratados con afecto por residentes y turistas. La inclusión de los felinos en un protocolo de divorcio refleja un cambio en la percepción legal y social de los animales.
En 2019, el Parlamento turco creó una comisión para analizar la situación de los animales y revisar la ley de protección animal de 2004. Como resultado, en julio de 2021 se aprobó una nueva legislación que los redefinió como seres vivos, no como bienes muebles.
Entre las disposiciones más destacadas de esta ley se incluyen la obligatoriedad de implantar microchips, esterilizar a los animales sin hogar y aumentar las sanciones por maltrato.
Custodia y manutención de mascotas: un terreno en evolución
Los acuerdos sobre custodia de animales de compañía en procesos de separación suelen especificar aspectos como el lugar de residencia del animal, los derechos de visita y las responsabilidades económicas. Sin embargo, en Turquía aún no existe una ley que determine oficialmente quién debe quedarse con la mascota tras una ruptura matrimonial.
De acuerdo con el portal especializado Justia, los tribunales tradicionalmente han tratado a los animales domésticos como bienes materiales, otorgando su propiedad a la persona que los compró o cuyo nombre aparece en los documentos de registro. No obstante, la jurisprudencia reciente y la creación de nuevas leyes están introduciendo un enfoque más sensible, similar al de las disputas por la custodia de los hijos, donde se prioriza el llamado “interés superior del animal”.
En algunos países o regiones pioneras, los jueces deben evaluar factores como quién ha sido el cuidador principal, el vínculo afectivo entre cada parte y la mascota, la estabilidad del entorno que pueden ofrecer, sus horarios laborales, la disponibilidad para atender al animal, la presencia de menores en el hogar y posibles antecedentes de maltrato.
Cuando no hay legislación específica sobre este principio, los tribunales siguen basándose en la diferencia entre bienes gananciales y privativos: si la mascota fue adquirida antes del matrimonio, se considera propiedad exclusiva del comprador original.
Para evitar conflictos legales prolongados, Justia señala que cada vez más parejas eligen firmar “planes de crianza compartida”, donde se establecen la custodia física (residencia y régimen de visitas), las responsabilidades económicas, las decisiones sobre salud y bienestar, la logística de traslado, las medidas ante futuros cambios y los mecanismos de mediación en caso de desacuerdos. En estos acuerdos, el denominado “apoyo para mascotas” —una aportación periódica para su cuidado— se define por mutuo acuerdo y no puede ser impuesto judicialmente, a diferencia de la manutención infantil.
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