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¿Jet lag sin viajar? Detectan desajustes en el reloj biológico ligados a la salud mental

Un estudio en Australia detectó que algunos jóvenes con problemas de salud mental presentan un desajuste en su reloj biológico, similar al jet lag, aunque no hayan viajado.

¿Jet lag sin viajar? Detectan desajustes en el reloj biológico ligados a la salud mental

CIUDAD DE MÉXICO.- Aunque el jet lag suele asociarse con largos vuelos que cruzan varias zonas horarias, un grupo de investigadores australianos identificó un fenómeno similar en personas que no habían viajado. Se trata del llamado “jet lag interno”, un desajuste fisiológico del reloj biológico que puede afectar el sueño, la energía y el estado de ánimo. Este hallazgo proviene de un estudio realizado por la Universidad de Sídney, donde se evaluó a jóvenes que acudieron a servicios de salud mental.

Un nuevo tipo de jet lag en jóvenes

Los expertos analizaron tres elementos clave del ritmo circadiano: temperatura corporal, niveles de cortisol (la hormona que prepara al cuerpo para estar activo) y melatonina (que indica al cuerpo cuándo es hora de dormir). En 23% de los pacientes con síntomas de trastornos del ánimo, estos tres indicadores estaban desincronizados, lo cual sugiere que su reloj biológico estaba fuera de sintonía, como si acabaran de bajarse de un avión tras un cambio de huso horario.

Joanne Carpenter, investigadora principal del estudio, explicó que estos desajustes no son solo retrasos comunes en el ciclo de sueño, como los que se observan durante la adolescencia, sino alteraciones más complejas donde los relojes biológicos simplemente no coinciden entre sí. Esta descoordinación podría tener implicaciones importantes en la forma en que se abordan los trastornos del estado de ánimo.

Explorando el vínculo entre el cuerpo y la mente

El estudio comparó a 69 jóvenes que recibían atención en una clínica de salud mental con un segundo grupo de 19 personas sin antecedentes psiquiátricos. Los participantes ingirieron un pequeño sensor que registró su temperatura corporal, además de proporcionar muestras de saliva para medir los niveles de melatonina y cortisol antes de dormir y al despertar. Esta fue la primera vez que se integraron estas tres mediciones para estudiar el estado del reloj biológico en personas con síntomas depresivos.

El análisis reveló que, en algunos casos, el cuerpo de los participantes funcionaba como si estuviera en otra zona horaria. Por ejemplo, algunos mostraban ciclos de temperatura corporal adelantados respecto a sus patrones de sueño y a la producción de hormonas, lo cual se relacionó con síntomas depresivos más severos. Sin embargo, es importante subrayar que esto no significa que el jet lag interno cause depresión, sino que podría haber una conexión entre ambos fenómenos.

Los investigadores destacaron que incluso algunos participantes del grupo “sano” presentaban cierto grado de desalineación en su reloj biológico, lo que indica que este problema puede ser más común de lo que se pensaba. Además, el estudio se realizó con muestras pequeñas y en un solo ciclo de sueño, por lo que sus conclusiones todavía son preliminares.

Un camino prometedor para la atención en salud mental

A pesar de sus limitaciones, el estudio abre nuevas posibilidades para la comprensión y el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo. Si se confirma que el reloj biológico tiene un papel clave en estos padecimientos, los especialistas podrían diseñar tratamientos dirigidos a reestablecer la sincronía circadiana como parte del abordaje terapéutico.

Hoy en día, los trastornos del ánimo como la depresión o el trastorno bipolar suelen tratarse con una combinación de medicamentos y terapia. Pero si el “jet lag interno” influye realmente en estos problemas, ajustar los ciclos de sueño y vigilia podría convertirse en una herramienta adicional para mejorar el bienestar de los pacientes, sobre todo de los jóvenes.

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“Esta evidencia temprana es muy prometedora. Nos permite imaginar nuevas formas de estudiar y tratar los trastornos mentales comunes”, concluyó Carpenter. Aunque todavía falta mucho por investigar, el estudio resalta la importancia de respetar nuestros ritmos naturales, no solo para dormir mejor, sino también para cuidar la salud mental.

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