¿Tiene el universo un centro? Científicos explican por qué no es tan simple

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace poco más de un siglo, Albert Einstein propuso su teoría de la relatividad general, la cual partía de una idea que hoy parece extraña: que el universo era estático, sin movimiento ni evolución. Aunque esta teoría fue revolucionaria y ampliamente aceptada por físicos y matemáticos, las observaciones astronómicas posteriores comenzaron a cuestionarla. Al observar galaxias lejanas con telescopios potentes, los científicos notaron que, en lugar de estar quietas, estas galaxias parecían alejarse unas de otras.

De un universo estático a uno en expansión

Estas observaciones llevaron a una nueva interpretación de la teoría de Einstein. En lugar de contradecirla, los datos sugerían que sus ecuaciones también podían aplicarse a un universo en expansión. Así, los científicos desarrollaron nuevos modelos que mostraban que el universo no solo se movía, sino que además evolucionaba con el tiempo, alejándose de la idea de una estructura estática e inmutable.

Para muchos, comprender la expansión del universo sigue siendo un reto, incluso para quienes se dedican a la física. Una de las mayores dificultades es dejar de lado la intuición: cuesta imaginar que algo tan inmenso no tenga un centro, pero las leyes de la física indican que así es.

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¿Qué significa que el universo se expanda?

Cuando se dice que el universo se está expandiendo, se hace referencia a que las galaxias se alejan unas de otras a gran velocidad. Si se apunta un telescopio al cielo profundo, puede observarse que las galaxias lejanas parecen alejarse, y que cuanto más distantes están, más rápido se mueven. Pero esto no significa que haya un punto central del que todo se aleja, como si fuera una explosión tradicional.

Contrario a la imagen de fuegos artificiales saliendo de un solo punto, lo que en realidad se expande es el espacio mismo: el tejido del universo. No es que las galaxias estén viajando a través del espacio, sino que el espacio entre ellas se estira, lo que las hace parecer en movimiento unas respecto de otras.

Para ilustrarlo, los científicos suelen usar una analogía: la de un globo inflándose con puntos dibujados en su superficie. A medida que el globo se infla, los puntos se alejan entre sí, aunque no se muevan por sí mismos. Esta comparación ayuda a visualizar cómo se expande el universo, aunque también tiene sus limitaciones.

Un universo sin centro ni bordes

La analogía del globo, aunque útil, puede ser engañosa si se interpreta literalmente. El universo, al igual que la superficie del globo, no tiene un “centro” en el sentido tradicional. Así como no hay un punto central en la superficie del globo, tampoco hay un centro en el universo al que uno pueda señalar. No importa en qué dirección se viaje, nunca se encontrará un borde ni un centro definido.

Otra complicación es que el globo tiene dos partes: la superficie visible y el interior lleno de aire. Sin embargo, en el caso del universo, no existe una dimensión “interior” como la del globo. Solo importa la superficie, que representa el espacio en el que existen las galaxias. Por eso, preguntar por el centro del universo es como preguntar dónde está el centro de la superficie del globo: simplemente, no existe.

A este nivel, la confusión es comprensible porque nuestras mentes están acostumbradas a pensar en el espacio y el tiempo como cosas separadas. Pero en el universo, ambos están unidos en una sola entidad: el espacio-tiempo. Esta unión es clave para entender cómo funciona realmente el cosmos.

Una estructura más compleja de lo que parece

El universo, según los modelos actuales, tiene cuatro dimensiones: tres espaciales y una temporal. Esto significa que cualquier intento de visualizarlo desde una perspectiva humana, como si fuera una figura geométrica común, se queda corto. El concepto de “centro”, que funciona en una sala o una ciudad, simplemente no se aplica aquí.

Aunque los científicos han logrado explicar muchas cosas sobre el universo y su evolución, aún hay preguntas sin resolver. Una de ellas es qué provoca que el universo siga expandiéndose. Sabemos que lo hace, y a un ritmo cada vez más rápido, pero las fuerzas detrás de este fenómeno —como la energía oscura— aún son objeto de investigación y debate.

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Así, la idea de un universo que se expande por todas partes, sin un punto de origen fijo, puede parecer desconcertante. Pero también nos invita a replantear cómo entendemos el espacio, el tiempo y nuestra posición en el cosmos. La ciencia, poco a poco, nos ayuda a ver que vivimos en un universo mucho más extraño, dinámico y fascinante de lo que podríamos haber imaginado.