¿Los arándanos congelados tienen los mismos nutrientes que los frescos?
Estudios recientes demuestran que los arándanos congelados conservan, e incluso superan, el valor nutricional de los frescos en cuanto a antioxidantes clave como las antocianinas.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante años se ha creído que las frutas frescas son siempre superiores en valor nutricional frente a las congeladas. Sin embargo, estudios científicos recientes han demostrado que este no es el caso con los arándanos. Investigaciones publicadas entre 2020 y 2025 revelan que los arándanos congelados no solo conservan sus nutrientes, sino que en muchos casos superan a los frescos en contenido y absorción de antocianinas, los pigmentos antioxidantes que les dan su característico color.
La clave está en el proceso de congelación rápida individual (IQF), que permite preservar antioxidantes clave durante meses sin pérdidas significativas. A diferencia de los frescos, que pueden perder gran parte de sus compuestos beneficiosos en cuestión de semanas si no se almacenan adecuadamente, los congelados mantienen su calidad nutricional de forma notable.
Estudios como el de la Universidad Estatal de Dakota del Sur explican que los cristales de hielo formados durante la congelación rompen las paredes celulares del fruto, lo que mejora la liberación y absorción de antocianinas. Así, el cuerpo puede aprovechar mejor estos compuestos, lo que se traduce en una mayor biodisponibilidad y, por lo tanto, en más beneficios para la salud.
Beneficios más allá de las antocianinas
Las ventajas de los arándanos congelados no se limitan solo a los antioxidantes. Investigaciones recientes han mostrado que este tipo de procesamiento también conserva otros compuestos bioactivos como flavonoles, proantocianidinas y ácidos fenólicos. Incluso la vitamina C, presente en cantidades moderadas, se mantiene estable con el método IQF, lo que hace que el fruto conserve su valor nutricional por más tiempo.
Además, se ha documentado que los arándanos congelados pueden conservar su calidad hasta por 18 meses si se almacenan a -18 °C, mientras que los frescos apenas duran una o dos semanas en refrigeración. Para maximizar la retención de antioxidantes al consumirlos, se recomienda descongelarlos en microondas en lugar de a temperatura ambiente.
A pesar de la circulación de cifras llamativas sobre la diferencia entre congelados y frescos, los estudios más serios no han podido comprobar afirmaciones como que los congelados retienen el 95 % de los nutrientes frente al 50 % de los frescos. Sin embargo, sí coinciden en que, en términos generales, los arándanos congelados igualan o incluso superan a los frescos en muchos aspectos nutricionales si se manejan adecuadamente.
Eficiencia, conveniencia y ahorro
Una de las grandes ventajas de los arándanos congelados es su accesibilidad económica. Mientras que en Estados Unidos una libra de arándanos frescos puede costar hasta 7.98 dólares fuera de temporada, la misma cantidad congelada cuesta apenas 0.83 dólares. Esta diferencia hace que el consumo de este fruto sea mucho más viable para la mayoría de las personas durante todo el año.
Por si fuera poco, los arándanos congelados también permiten evitar el desperdicio, ya que se pueden usar en la cantidad necesaria y volver a guardar el resto. Esto, combinado con su larga vida útil, representa un beneficio económico adicional. Además, tanto los frescos como los congelados cuentan por igual para alcanzar las porciones diarias recomendadas de frutas, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
No obstante, los expertos advierten sobre ciertas limitaciones en los estudios disponibles. Muchos han sido financiados por la industria del arándano, lo que podría influir en los resultados. También se han detectado problemas metodológicos, como muestras pequeñas o falta de diversidad en los grupos estudiados. Aun así, el consenso general entre nutricionistas es que ambos formatos son saludables y que la mejor elección depende de la disponibilidad, el presupuesto y el estilo de vida de cada persona.
Salud sin complicaciones
Expertos como Marion Nestle y Eric Decker coinciden en que el entusiasmo por los “superalimentos” debe tomarse con cautela, especialmente cuando hay intereses comerciales de por medio. Aun así, no niegan que los arándanos, frescos o congelados, son una excelente fuente de antioxidantes que puede beneficiar la salud cardiovascular, ósea y cerebral.
La recomendación es sencilla: no obsesionarse con los detalles mínimos, sino enfocarse en aumentar el consumo general de frutas. En un contexto en el que solo el 10 % de los adultos consume las porciones recomendadas, contar con opciones accesibles y duraderas como los arándanos congelados puede marcar una gran diferencia en la salud pública.
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En resumen, la ciencia respalda que los arándanos congelados no solo son igual de buenos que los frescos, sino que también son más accesibles, prácticos y estables. Una alternativa inteligente para quienes buscan cuidar su salud sin romper el bolsillo ni depender de la temporada.
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