¿El arma secreta contra el COVID? Una llama llamada Winter podría tener la clave

CIUDAD DE MÉXICO.- Un nuevo estudio científico realizado en Bélgica ha sorprendido al mundo con un hallazgo inesperado: las llamas podrían ayudar a combatir el COVID-19. Investigadores del VIB-UGent Center for Medical Biotechnology descubrieron que estos animales producen anticuerpos diminutos, llamados “nanocuerpos”, que tienen la capacidad de neutralizar el virus incluso cuando este cambia de forma.

Anticuerpos diminutos, pero prometedores

A diferencia de los tratamientos tradicionales con anticuerpos monoclonales —que suelen perder eficacia cuando el virus muta—, estos nanocuerpos pueden atacar una parte del virus que casi no cambia: la subunidad S2 de la proteína espiga, esencial para que el coronavirus infecte las células humanas. Esta estrategia busca una ventaja clave: enfocarse en una zona estable y difícil de alterar sin debilitar al virus.

El experimento se llevó a cabo con la ayuda de una llama de color mocha llamada Winter. Sus anticuerpos lograron adherirse fuertemente a la subunidad S2 del virus, bloqueando su capacidad de transformarse y penetrar las células humanas. Esto abre la puerta al desarrollo de nuevas terapias más resistentes frente a las variantes emergentes del virus.

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Resultados alentadores en pruebas con animales

Los ensayos en modelos animales mostraron que los anticuerpos derivados de Winter ofrecieron una protección sólida contra el virus, incluso en dosis pequeñas. Más importante aún, cuando los investigadores intentaron forzar al virus a mutar y evadir estos nanocuerpos, descubrieron que tenía grandes dificultades para hacerlo. Las pocas variantes que lograron escapar eran mucho menos contagiosas y más débiles.

“El virus depende tanto de esta región que no puede modificarla sin perder fuerza”, explicó el doctor Xavier Saelens, uno de los autores principales del estudio. “Eso nos da una ventaja rara: un blanco terapéutico que es esencial para el virus y al mismo tiempo bastante estable entre diferentes variantes”.

Las llamas ya han sido objeto de investigaciones biomédicas en el pasado, con estudios similares aplicados a enfermedades como el VIH y la influenza. Su sistema inmunológico produce anticuerpos de tamaño tan reducido que pueden alcanzar rincones del virus que los anticuerpos humanos no logran atacar.

Un futuro con nuevas terapias en el horizonte

Aunque la fase de pruebas en humanos aún no comienza, este descubrimiento llega en un momento crucial. Muchas de las terapias con anticuerpos que se usaban al inicio de la pandemia han perdido eficacia debido a las constantes mutaciones del virus. De hecho, la FDA ha retirado la autorización de emergencia para varios de estos tratamientos.

Según datos recientes de los CDC, el COVID-19 sigue siendo una amenaza latente. Solo en el último año se registraron más de 47 mil muertes relacionadas con el virus en Estados Unidos, incluyendo a más de 200 niños. Los casos y hospitalizaciones aún ocurren, aunque en niveles más bajos que en los picos anteriores.

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Para el equipo belga, este avance representa una oportunidad de desarrollar una nueva generación de terapias capaces de proteger tanto contra el virus actual como contra futuras amenazas de coronavirus. “Este trabajo sienta una base sólida para crear anticuerpos de próxima generación”, concluyó el doctor Saelens. Y aunque Winter no sepa nada de laboratorios, podría pasar a la historia como una aliada inesperada en la lucha contra una pandemia global.