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¿Por qué siento que siempre tengo sueño? Claves para entender la somnolencia excesiva diurna

La somnolencia excesiva diurna afecta al 20 % de la población y es la principal causa de consulta en clínicas del sueño, según la Fundación Nacional del Sueño.

¿Por qué siento que siempre tengo sueño? Claves para entender la somnolencia excesiva diurna

CIUDAD DE MÉXICO.- La somnolencia excesiva diurna (SED), también conocida como hipersomnolencia o hipersomnia, es la principal causa de consulta en clínicas del sueño, según la Fundación Nacional de Sueño de Estados Unidos. Este trastorno afecta al 20 % de la población y consiste en una dificultad persistente para mantenerse despierto y alerta durante el día, incluso tras haber dormido aparentemente lo suficiente. A menudo se manifiesta en momentos que requieren concentración, como al manejar, estudiar o trabajar.

Un trastorno común pero poco visibilizado

La doctora Silvana Malnis, neumonóloga del Hospital Alemán, explicó que la SED no debe confundirse con simplemente “tener sueño”, ya que afecta la funcionalidad cotidiana. Por su parte, el doctor Joaquín Diez, especialista en medicina del sueño, remarcó que este síntoma puede tener diversas causas, desde trastornos como el insomnio y las apneas del sueño, hasta hábitos poco saludables como el uso excesivo de pantallas o la restricción voluntaria del sueño.

Entre los grupos más propensos a experimentar somnolencia excesiva destacan los adolescentes, los adultos mayores y las personas que trabajan por turnos. Estos factores hacen que la SED no solo sea una molestia personal, sino también un problema de salud pública, con efectos en la seguridad vial, laboral y el bienestar general.

Factores que provocan somnolencia diurna

La privación crónica de sueño es una de las causas más frecuentes de la SED. Según Malnis, muchas personas simplemente no duermen lo suficiente debido a malos hábitos, cargas laborales o de estudio. Otro factor relevante son las enfermedades obstructivas del sueño, como el síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS), caracterizado por pausas respiratorias que interrumpen el descanso nocturno y disminuyen su calidad.

El ritmo circadiano, que regula los ciclos de sueño y vigilia en función de la luz natural, también puede alterarse por horarios irregulares o exposición a pantallas, generando efectos metabólicos negativos. Además, enfermedades como el síndrome de piernas inquietas, el reflujo gastroesofágico, la narcolepsia y algunos medicamentos, como antidepresivos y antihistamínicos, pueden contribuir al problema.

Los especialistas alertan que la SED no solo disminuye el rendimiento diario, sino que también incrementa los riesgos de salud a largo plazo. La somnolencia interfiere con la concentración, la toma de decisiones y los reflejos, lo que puede traducirse en accidentes automovilísticos o laborales, afectando también la productividad y la calidad de vida.

Consecuencias graves en la vida diaria

Conducir con sueño puede ser tan peligroso como hacerlo bajo los efectos del alcohol. Así lo advirtió la organización Luchemos por la Vida, que estima que hasta el 30 % de los siniestros viales están relacionados con déficit de sueño. Dormirse al volante, aunque sea unos segundos, puede significar no ver una curva, un peatón o un obstáculo, y generar accidentes fatales.

La psicóloga María Cristina Isoba, presidenta de esta asociación civil, señaló que la conducción requiere atención constante. El sueño, en cambio, provoca lentitud en las reacciones, menor juicio y mayor riesgo de cometer errores. Esta situación se extiende también a quienes manejan maquinaria pesada o realizan tareas delicadas que requieren precisión.

Desde el punto de vista médico, la somnolencia diurna se relaciona con mayores probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2, ansiedad, depresión y deterioro cognitivo. La doctora Malnis enfatizó que la SED afecta no solo al cuerpo, sino también al psiquismo y las relaciones sociales, generando un impacto profundo pero frecuentemente subestimado.

Diagnóstico y estudios clave para su detección

El diagnóstico de la SED requiere una evaluación médica integral. Los especialistas pueden solicitar estudios como la polisomnografía, que mide las ondas cerebrales, movimientos oculares, respiración y niveles de oxígeno durante el sueño. También se utilizan diarios de sueño, escalas como la de Epworth y pruebas como el Test de Latencias Múltiples de Sueño, que evalúa la facilidad para dormirse en distintas situaciones.

Estos estudios permiten identificar si la somnolencia está relacionada con trastornos como la apnea del sueño, alteraciones del ritmo circadiano, narcolepsia u otros factores. Así, se pueden definir estrategias terapéuticas adecuadas según cada caso.

Detectar a tiempo la causa de la SED es clave para evitar consecuencias más graves. Consultar a un especialista en medicina del sueño ayuda a trazar un camino de tratamiento personalizado que incluya desde cambios de hábitos hasta abordajes médicos más específicos.

Tratamientos disponibles y medidas preventivas

La higiene del sueño es uno de los pilares del tratamiento. Esto incluye establecer horarios regulares para dormir, evitar el uso de pantallas antes de acostarse, mantener una dieta equilibrada, limitar el consumo de alcohol y reducir el uso de medicamentos sedantes. Para casos específicos, como el síndrome de apnea del sueño, puede recomendarse el uso de dispositivos CPAP que mantienen abiertas las vías respiratorias durante la noche.

En casos de narcolepsia o síndrome de piernas inquietas, el tratamiento puede combinar medicación con cambios en el estilo de vida. También se pueden utilizar terapias cognitivo-conductuales en pacientes con insomnio, siempre bajo supervisión profesional.

El doctor Diez insistió en que “el sueño debe ocupar un lugar prioritario en nuestra rutina diaria”. Dormir bien no solo mejora el estado de ánimo, sino que fortalece la salud física, la estabilidad emocional y la seguridad en todas las actividades cotidianas.

Un llamado a revalorizar el descanso

La doctora Malnis concluyó con una reflexión: “El sueño es parte de la vida, es el puente entre nuestros días. Resolver un problema de sueño no es solo dormir más, sino también entender qué papel juega el descanso en nuestro equilibrio diario”. Según la especialista, resignificar el acto de dormir puede ayudarnos a tomar mejores decisiones sobre cómo cuidamos nuestra salud.

A medida que se visibiliza más la importancia del sueño, es vital que las personas reconozcan los síntomas de la SED y actúen a tiempo. Entender que el sueño insuficiente no solo causa cansancio, sino que afecta seriamente la salud y la seguridad, es un paso clave para prevenir riesgos mayores.

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Dormir bien no es un lujo, es una necesidad. Y como tal, merece atención, información y acciones concretas para mejorar la calidad de vida.

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