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¿Existe un almuerzo perfecto según la ciencia?

El almuerzo, lejos de ser solo una pausa entre comidas, influye directamente en la salud metabólica y la energía diaria.

¿Existe un almuerzo perfecto según la ciencia?

CIUDAD DE MÉXICO.- En un mundo cada vez más enfocado en la salud y el bienestar, la organización de las comidas juega un papel clave en la vida cotidiana. El ritmo acelerado de las jornadas laborales y el deseo de mantener hábitos saludables hacen que decidir qué y cuándo comer sea más complicado de lo que parece. En este contexto, el almuerzo —muchas veces considerado solo como un espacio entre el desayuno y la cena— merece un análisis más profundo.

La importancia del almuerzo en una rutina saludable

Lejos de ser una simple pausa en el día, el almuerzo puede impactar directamente en los niveles de energía y en la salud metabólica. Expertos en nutrición coinciden en que este momento del día no debe tomarse a la ligera, ya que puede influir en el rendimiento físico y mental durante toda la jornada. De ahí la importancia de tomar decisiones conscientes tanto sobre el contenido del plato como sobre el momento en que se consume.

Adam Collins, profesor de nutrición en la Universidad de Surrey, explicó a la revista GQ que lo ideal es que las tres comidas principales se distribuyan de manera equitativa durante el día. Lo recomendable, según Collins, es dejar aproximadamente la misma cantidad de tiempo entre el desayuno, el almuerzo y la cena, sin que el intervalo total entre la primera y la última comida supere las 12 horas.

Horario, ayuno y energía diaria

Este esquema de tiempos favorece un ayuno nocturno efectivo, relacionado con beneficios como la pérdida de peso y una mejor regulación metabólica. Sin embargo, muchas personas apenas dejan cuatro horas entre el desayuno y el almuerzo, lo que, según Collins, puede alterar este equilibrio y reducir los efectos positivos de un ayuno bien gestionado. Además, recomienda evitar los refrigerios entre comidas, especialmente los altos en carbohidratos, para no romper estos períodos de descanso digestivo.

Para quienes siguen un horario de alimentación entre las 8 de la mañana y las 8 de la noche, ubicar el almuerzo cerca de las 2 de la tarde puede ser ideal para mantener ese equilibrio. Este ajuste no solo ayuda a regular el apetito, sino que también permite mantener la energía de forma constante durante el día.

En cuanto al contenido del almuerzo, Rupy Aujla, médico y especialista en cocina saludable, sugiere evitar los carbohidratos refinados, comunes en alimentos procesados como barritas, granolas y sándwiches. Estos productos pueden provocar somnolencia e interferir con la productividad. En cambio, Aujla recomienda priorizar las proteínas, que muchas veces se consumen en cantidades insuficientes, y vigilar la hidratación como una forma efectiva de mantener la energía.

Adaptaciones según edad y estilo de vida

El almuerzo también debe adaptarse a las características individuales. Valter Longo, director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California, sugiere que un almuerzo ligero, como un pequeño refrigerio de frutas o nueces, puede favorecer la regulación del peso y el control del apetito. En su experiencia personal, afirma que solo toma café negro al mediodía, manteniendo así un régimen de ayuno controlado.

No obstante, esta estrategia no es adecuada para todos. Longo advierte que personas mayores de 65 años o con bajo peso deben optar por almuerzos más completos, que garanticen una nutrición suficiente para sus necesidades particulares. En estos casos, reducir demasiado la ingesta calórica podría tener efectos negativos en la salud.

Asimismo, el experto aclara que no es aconsejable saltarse el desayuno por completo, una práctica que ha ganado popularidad en los últimos años. En cambio, recomienda realizar un desayuno tardío cerca de las 11 de la mañana, seguido de un refrigerio en la tarde y una cena. Esta rutina mantiene la estructura de tres momentos de ingesta diaria, permitiendo organizar el consumo de nutrientes sin afectar el metabolismo.

El equilibrio como meta diaria

Renunciar al almuerzo o reducirlo drásticamente puede funcionar en ciertos casos, pero siempre y cuando se compensen los nutrientes necesarios en el resto de las comidas. Si no se reemplazan adecuadamente proteínas, fibra y otros elementos esenciales, podrían surgir deficiencias que afecten la salud general.

Por ello, tener una perspectiva equilibrada respecto al almuerzo —tanto en horario como en contenido— es una herramienta valiosa para mejorar las funciones corporales y prevenir enfermedades. No se trata solo de cumplir con un hábito social, sino de invertir en bienestar a largo plazo.

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En conclusión, comer a la hora adecuada y elegir alimentos nutritivos no es solo una recomendación general, sino una forma práctica de cuidar el cuerpo y mejorar el rendimiento diario. Prestar atención al almuerzo puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida, especialmente en una época donde el tiempo es escaso, pero el bienestar importa cada vez más.

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