Cómo cuidar plantas sin luz natural
Si tu rincón verde está languideciendo, probablemente no sea tu culpa, sino de tu casa que apenas deja pasar el sol.

Convertirse en adulto independiente viene con una mezcla inesperada de libertades y responsabilidades. De pronto te ves comprando cosas que antes solo soñabas (sí, ese exprimidor carísimo), llegando a casa a cualquier hora sin rendirle cuentas a nadie, y lavando trastes como si fuera deporte olímpico. En medio de este caos glorioso, muchas personas deciden adoptar plantas, mascotas o ambas.
Y es que, para muchos millennials, llenar su departamento de hojas verdes se ha convertido en una forma de crear un espacio acogedor y, de paso, tener algo a qué cuidar sin comprometer la libertad. Pero hay un pequeño detalle del que no se habla tanto: esos departamentos soñados que alquilamos suelen tener más concreto que ventanas. La luz natural, ese bien tan subestimado, se vuelve escasa. Y sin luz, adivina quién sufre… Exacto, tus plantitas.
Cuando el sol no entra, entra la ciencia
La luz es tan esencial para las plantas como el WiFi para nosotros. Sin ella, no pueden llevar a cabo la fotosíntesis, ese maravilloso proceso que convierte la luz en energía, genera oxígeno y las mantiene vivas. Así que si tu rincón verde está languideciendo, probablemente no sea tu culpa, sino de tu edificio que apenas deja pasar el sol.
Pero no todo está perdido. Hay una solución brillante: la iluminación artificial. Las lámparas LED, especialmente las diseñadas para horticultura, pueden ser tus mejores aliadas. Solo necesitas instalarlas a unos 30 o 40 centímetros de tus plantas y ajustar la intensidad y el tiempo de exposición según las necesidades de cada especie.
Las luces más efectivas combinan diodos rojos y azules, ya que estos espectros favorecen el crecimiento, la floración y hasta la producción de frutos. Y lo mejor es que hoy en día hay opciones fáciles de montar y programar, para que no tengas que volverte un ingeniero botánico cada vez que quieras ayudar a tu monstera.
Señales de que tu planta está pidiendo auxilio
Cuando una planta no recibe suficiente luz, no se muere de inmediato, pero empieza a enviar señales claras: hojas que pierden color, tallos que se estiran buscando cualquier rayo de luz como si fueran girasoles desesperados, crecimiento lento, hojas pequeñas y la ausencia total de flores.
Así que ya sabes: si tu planta parece triste, no la culpes. Revisa su acceso a la luz y considera echarle una mano con un poco de tecnología, indica Xataka. Porque ser adulto también significa cuidar de quienes no pueden pedir ayuda con palabras, pero sí con hojas caídas.
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