Mujer compra un anillo que pensó era falso y 33 años después descubrió que era una joya valuada en miles de dólares
En 2018, debido a dificultades económicas, lo empeñó y descubrió su verdadero valor.
CIUDAD DE MÉXICO.- Una historia de suerte y redención se desató en Inglaterra cuando Debra Goddard, una mujer de 55 años, descubrió que el anillo que compró por 13 dólares en una feria de antigüedades hace 33 años, tenía un valor mucho mayor al que imaginaba. Esta joya, que ella creía un simple accesorio de utilería, resultó ser un diamante de 26,27 quilates, tasado en más de 900 mil dólares. Su vida dio un giro inesperado cuando, tras empeñarlo, conoció el verdadero valor del objeto.
El anillo: de utilería a joya invaluable
Debra compró el anillo en una feria local a principios de la década de los 90, cuando ni ella ni el vendedor sabían que era más que una simple pieza decorativa. Durante años, el anillo permaneció guardado en un cajón y, aunque Debra lo usaba ocasionalmente, nunca imaginó que tenía en sus manos una fortuna. Fue en 2018 cuando, enfrentando dificultades económicas, decidió empeñarlo. Su intención inicial era conseguir alrededor de 969 dólares, pero el análisis del anillo en una joyería reveló que el valor real era mucho mayor.
El propietario de la joyería le informó que el diamante que adornaba el anillo tenía un valor superior a los 700 mil dólares. Debra, sorprendida por la noticia, pasó la noche pensando en cómo esta inesperada fortuna podría cambiar su vida y la de su madre. Con un nuevo rumbo por delante, se dirigió al prestigioso martillo de subastas Sotheby’s, donde el valor del anillo se tasó finalmente en 956,080 dólares, lo que, tras deducir gastos, le dejó una ganancia de aproximadamente 607,240 dólares.
La vida después de la fortuna: generosidad y nuevos proyectos
Con esta nueva riqueza, Debra tomó una decisión que cambiaría su vida por completo: compartir el dinero con su madre, June Boyle, quien se encontraba en una situación económica precaria. A sus 72 años, June había sido víctima de una estafa familiar que la dejó sin recursos, por lo que Debra no dudó en gastar toda la ganancia en ella. Llevó a su madre de vacaciones a Barbados, le compró ropa de lujo y le permitió disfrutar de experiencias únicas, como conciertos de Tom Jones y Celine Dion en Las Vegas.
Para Debra, este gesto no solo fue un alivio para su madre, sino también una forma de redención tras las adversidades vividas. Consideró que este golpe de suerte representaba una especie de “karma” por todas las dificultades que habían enfrentado, incluidas las pérdidas sufridas por su madre. Con su nueva fortuna, ambas lograron recuperar algo de la estabilidad que se les había escapado.
Un giro hacia el voluntariado y una nueva pasión
A pesar de su repentina riqueza, Debra no perdió de vista sus valores. En lugar de buscar la ostentación, decidió destinar parte de su nueva visibilidad y recursos para causas benéficas. Desde su descubrimiento, Debra ha dedicado tiempo como voluntaria en una organización que apoya a adolescentes y niños en situación de vulnerabilidad. Su historia, además, le sirvió para recaudar fondos para esta institución, y las regalías de su libro, escrito sobre su experiencia, también se destinan a esta causa.
Su conexión con la solidaridad no terminó ahí. Debra encontró una nueva pasión: buscar joyas ocultas en mercados de antigüedades. Impulsada por su experiencia personal, creó una joyería en la que ofrece a la venta accesorios que parecen sencillos, pero que en realidad tienen un alto valor. Su nueva iniciativa comercial se ha convertido en una extensión de su historia de éxito, mientras sigue ofreciendo apoyo a quienes más lo necesitan.
La lección de Debra: el valor de las oportunidades inesperadas
La historia de Debra Goddard no solo es un relato de fortuna, sino también de transformación personal y generosidad. Su vida cambió en un instante gracias a un objeto aparentemente sin valor, y eso le permitió redirigir su destino hacia una vida más estable y significativa. El anillo que compró por 13 dólares le brindó la oportunidad de retribuir el bienestar a su madre y a otros en necesidad, recordando a todos que las mejores sorpresas pueden llegar cuando menos las esperamos.
Este caso también refleja el poder de las oportunidades que surgen en lugares inesperados, como ferias y mercados locales. La historia de Debra se ha convertido en un símbolo de esperanza para muchos, mostrando que, aunque la vida pueda parecer incierta, siempre existe la posibilidad de encontrar algo valioso en medio de la rutina diaria.
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