Así es como el tiempo frente a pantallas está reprogramando el cerebro de tu hijo, según un psiquiatra infantil

Hoy en día, es común ver a niños usando tabletas mientras esperan la comida o viendo videos antes de dormir. El tiempo frente a pantallas ya es parte del día a día de muchas familias, pero ¿qué impacto real tiene en el desarrollo del cerebro infantil?

El psiquiatra y director médico del Priory Hospital Altrincham, Dr. Samir Shah, advierte que el uso constante y excesivo de pantallas no solo afecta el comportamiento de los niños, sino también su cerebro a nivel estructural y funcional.

La arquitectura cerebral en juego

Según explica Shah, diversos estudios han mostrado que la exposición regular a pantallas puede modificar áreas clave del cerebro infantil, como las encargadas de la memoria, la planificación y la atención. Incluso puede alterar la forma en que distintas zonas cerebrales se comunican entre sí, lo que él compara con “desviar el tráfico durante una obra”: puede que el flujo siga, pero de una manera menos eficiente.

Lo Curioso

¿Cuáles son los efectos en el cerebro de tener un momento “eureka”?

Estos cambios pueden traducirse en dificultades para concentrarse, resolver problemas o realizar varias tareas al mismo tiempo. “Es como ejercitar solo un grupo muscular y dejar que otros, como el autocontrol o la gratificación tardía, se debiliten por falta de uso”, explica.

Dopamina y el ciclo de recompensa

Otro de los efectos del uso frecuente de pantallas es la liberación continua de dopamina, una sustancia relacionada con el placer. Esto crea un ciclo de búsqueda constante de estímulos digitales. Como resultado, el mundo real puede parecer menos interesante o gratificante, dificultando que niños y adolescentes conecten emocionalmente con otras personas.

“Es como revisar la puerta una y otra vez esperando que llegue alguien emocionante”, señala Shah.

Ansiedad, estado de ánimo y habilidades sociales

El especialista también relaciona el uso excesivo de pantallas con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión, especialmente cuando supera las cuatro horas diarias. La estimulación constante puede dejar a los niños saturados pero emocionalmente insatisfechos.

Además, al reducirse las interacciones cara a cara, se ven afectadas habilidades fundamentales como la empatía, la tolerancia a la frustración o la capacidad de resolver conflictos.

Un cerebro en desarrollo, más vulnerable

El cerebro de un niño, especialmente antes de los cinco años y en la etapa preadolescente, está en una fase de desarrollo acelerado. En este contexto, la exposición excesiva a pantallas puede tener efectos más duraderos en comparación con los adultos. Incluso se han observado cambios físicos en resonancias magnéticas, como una menor cantidad de materia gris en zonas clave para el lenguaje y una reducción del grosor en áreas relacionadas con la toma de decisiones.

¿Qué se puede hacer?

La solución no pasa por eliminar completamente las pantallas, sino por usarlas con moderación e intención. Shah recomienda fomentar el juego al aire libre, establecer horarios libres de tecnología (como antes de dormir o durante las comidas), y distinguir entre distintos tipos de uso.

“No es lo mismo una videollamada con los abuelos que pasar horas haciendo scroll en redes sociales que cambian de tema cada segundo”, advierte.

Te puede interesar: Es oficial: tu alimentación te está deprimiendo, según la ciencia

Lo Curioso

¿Cuáles son los efectos en el cerebro de tener un momento “eureka”?

Shah sugiere ver el uso de pantallas como el azúcar: en pequeñas dosis puede ser inofensivo, incluso placentero, pero en exceso puede alterar seriamente la salud mental y emocional de los más jóvenes. La clave está en encontrar un equilibrio que beneficie tanto el bienestar de los niños como su desarrollo a largo plazo.

Con información de The Independent.