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Pregabalina: Para esto sirve y estos son los riesgos de consumirla sin supervisión médica

La pregabalina es un medicamento utilizado principalmente para tratar el dolor neuropático, la epilepsia y la ansiedad.

Pregabalina: Para esto sirve y estos son los riesgos de consumirla sin supervisión médica

La pregabalina es un medicamento utilizado ampliamente en el tratamiento de diversas condiciones médicas, como el dolor neuropático, la epilepsia y el trastorno de ansiedad generalizada. A lo largo de los años, su uso se ha expandido, aunque también han surgido preocupaciones sobre su seguridad, particularmente en cuanto al abuso y la dependencia. Un artículo de The Sunday Times puso de manifiesto los riesgos asociados con su consumo, relacionando el medicamento con la muerte de más de 3,400 personas en Reino Unido en los últimos años debido a la adicción y problemas derivados de su uso indebido. Este fenómeno tiene especial relevancia en contextos como el de Estados Unidos, donde la crisis de adicción a los opioides ha generado gran preocupación sobre la seguridad de los fármacos que pueden ser mal utilizados.

De la epilepsia al dolor crónico

La pregabalina pertenece a la familia de los gabapentinoides, junto con la gabapentina. Su estructura química es similar al neurotransmisor GABA, el cual regula la actividad cerebral de forma inhibitoria. Originalmente, la pregabalina fue aprobada para tratar la epilepsia y el dolor neuropático, condiciones en las que se ha demostrado su efectividad. Sin embargo, con el tiempo, el uso de este medicamento se ha extendido a otras afecciones fuera de su ficha técnica, como el dolor crónico, la fibromialgia y la prevención del dolor postoperatorio, entre otras.

Este uso “off-label” (fuera de ficha técnica) de la pregabalina, aunque en algunos casos médicamente justificado, ha sido un tema controvertido. Si bien puede ofrecer beneficios en situaciones en las que no existen alternativas terapéuticas, no siempre cuenta con la suficiente evidencia científica que respalde su efectividad. Además, el uso no autorizado de medicamentos puede incrementar los riesgos para la salud de los pacientes, como ocurrió con Pfizer, que fue multado por promocionar la pregabalina para indicaciones no aprobadas.

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Aumento en el consumo y riesgos asociados

El consumo de pregabalina ha aumentado considerablemente en los últimos años. En España, por ejemplo, el consumo de este medicamento ha crecido un 66% entre 2012 y 2022. Actualmente, ocupa el tercer lugar entre los analgésicos no opioides más consumidos en el país. Sin embargo, este aumento en la prescripción de pregabalina ha venido acompañado de un creciente número de casos relacionados con efectos adversos y abuso del medicamento, dice la organización Plena Inclusión Madrid.

A pesar de que los efectos secundarios más comunes son leves, como mareos, somnolencia y dolor de cabeza, el uso crónico o en dosis altas de pregabalina puede conllevar riesgos más graves. Estos incluyen la reducción de la respiración, especialmente cuando se combina con otros depresores del sistema nervioso, como los opioides y las benzodiazepinas. Esta interacción peligrosa puede aumentar el riesgo de sobredosis y muerte, un fenómeno que ha preocupado a las autoridades sanitarias.

Además de los efectos físicos, el uso de pregabalina también está relacionado con la dependencia psicológica. El medicamento puede generar una sensación de euforia y bienestar al actuar sobre el sistema límbico del cerebro, lo que puede llevar a los usuarios a desarrollar conductas de abuso y, en algunos casos, adicción. Las personas con antecedentes de adicción son especialmente vulnerables a estos riesgos.

Supervisión médica y uso responsable

Aunque los beneficios terapéuticos de la pregabalina en el tratamiento de ciertas condiciones están bien documentados, su uso debe ser supervisado de cerca por profesionales médicos. Es fundamental que el tratamiento sea evaluado periódicamente en función de la eficacia, la tolerancia y los posibles efectos adversos. En caso de que se decida suspender el tratamiento, esto debe hacerse de manera gradual y bajo supervisión médica para evitar efectos secundarios negativos.

El tratamiento con pregabalina está autorizado principalmente para el dolor neuropático, la epilepsia y la ansiedad. Los profesionales médicos, en colaboración con agencias como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), son los encargados de evaluar la relación riesgo-beneficio de este medicamento. Los pacientes también tienen un papel crucial en el proceso, ya que deben seguir las indicaciones médicas al pie de la letra y comunicar cualquier efecto adverso o falta de efectividad del tratamiento durante las consultas.

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