La COVID-19 provocó que los tumores cancerosos se redujeran en ratones, según un nuevo estudio
Un estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation reveló que infecciones graves por COVID-19 podrían ayudar a reducir tumores cancerosos en ratones.
Un reciente estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation ha revelado un sorprendente efecto colateral de las infecciones graves por COVID-19: la capacidad de reducir tumores cancerosos. Aunque estos hallazgos, obtenidos en investigaciones con ratones, abren nuevas posibilidades para el tratamiento del cáncer, no implican que las personas deban buscar activamente infectarse con el virus.
El papel de los monocitos y el cáncer
El estudio se centró en los monocitos, un tipo de glóbulo blanco clave en la defensa inmunológica. En pacientes con cáncer, los tumores pueden reprogramar estos monocitos, convirtiéndolos en aliados que protegen al tumor de los ataques del sistema inmunológico. Sin embargo, los investigadores descubrieron que las infecciones graves por COVID-19 inducen la producción de un tipo especial de monocito con propiedades anticancerígenas únicas.
Estos monocitos, entrenados inicialmente para combatir el virus, también conservan la capacidad de atacar células cancerosas. Según Ankit Bharat, científico de la Universidad Northwestern en Chicago, estos monocitos tienen un receptor que se une específicamente a una secuencia particular del ARN del virus de la COVID, como una llave que encaja perfectamente en una cerradura.
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Resultados prometedores en modelos animales
Para probar su hipótesis, los científicos realizaron experimentos en ratones con cánceres avanzados, como melanoma y tumores de pulmón, mama y colon. Utilizando un fármaco que imitaba la respuesta inmunitaria a una infección grave de COVID, lograron inducir la producción de estos monocitos especiales. Los resultados fueron impresionantes: los tumores comenzaron a reducirse en todos los tipos de cáncer estudiados.
A diferencia de los monocitos comunes, que los tumores pueden reprogramar, estos monocitos inducidos mantuvieron sus propiedades anticancerígenas y lograron migrar hacia los tumores. Una vez allí, activaron células asesinas naturales (natural killer cells), las cuales destruyeron las células cancerosas y redujeron el tamaño de los tumores.
Un mecanismo independiente de las células T
Este mecanismo resulta especialmente interesante porque no depende de las células T, que son el enfoque principal de muchas inmunoterapias actuales. Aunque estas terapias han mostrado eficacia, solo funcionan en un 20% a 40% de los casos, fallando frecuentemente cuando el cuerpo no produce suficientes células T funcionales.
Este nuevo enfoque podría ofrecer una solución para pacientes que no responden a las terapias tradicionales, proporcionando una forma alternativa de atacar los tumores.
De ratones a humanos: el siguiente paso
Aunque los resultados son alentadores, es importante señalar que el estudio se realizó en ratones, y aún se necesitan ensayos clínicos para determinar si los mismos efectos pueden replicarse en humanos. Si es así, este mecanismo podría ser efectivo contra otros tipos de cáncer al interrumpir vías comunes que muchos tumores usan para propagarse.
Cabe mencionar que las vacunas contra la COVID-19 no activan este mecanismo, ya que no contienen la secuencia completa del ARN viral. Sin embargo, el estudio abre la puerta al desarrollo de nuevos medicamentos o vacunas diseñados para estimular la producción de estos monocitos anticancerígenos.
El concepto de inmunidad entrenada
Este hallazgo también destaca la capacidad del sistema inmunológico para adaptarse y responder a diferentes amenazas, un concepto conocido como “inmunidad entrenada”. Este campo de investigación emergente podría conducir a nuevos tratamientos para diversas enfermedades.
No obstante, los expertos subrayan que buscar infectarse deliberadamente con COVID-19 no es una opción viable ni segura. Las infecciones graves por COVID-19 pueden ser potencialmente mortales y tienen efectos a largo plazo en la salud.
Un avance inesperado con implicaciones esperanzadoras
Este estudio no solo ilumina la compleja interacción entre el sistema inmunológico, los virus y el cáncer, sino que también destaca el valor de la investigación científica básica. En medio de una crisis global de salud como la pandemia de COVID-19, los científicos siguen encontrando maneras de avanzar en el conocimiento de la biología humana y las enfermedades.
Aunque queda mucho por investigar antes de que estos hallazgos puedan traducirse en tratamientos para humanos, este descubrimiento representa un emocionante paso adelante en la lucha contra el cáncer, ofreciendo esperanzas para terapias más efectivas y seguras en el futuro.
Artículo original publicado en The Conversation
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