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Silenciosa y contundente

Tener un máximo cuidado por el frondoso entorno vegetal en Valle de Bravo fue la primera pauta que siguió el arquitecto Fernando Weber, cuando comenzó el diseño de la Casa FS.

Silenciosa y contundente

“Son unos clientes muy apasionados por el diseño; éste es de los terrenos más bonitos que me ha tocado construir, lleno de lagos, ves pura naturaleza, muy cuidado el entorno natural”, reflexiona el también director de Weber Arquitectos.

“Me llevaron con mucha responsabilidad para explorar qué tipo de arquitectura hacer en algo tan hermoso, y les planteamos crear algo que pareciera que llevaba ahí mucho tiempo, no algo que acababa de llegar, entonces retomamos esta arquitectura muy maciza, casi prehispánica, con piedras y mucho ritmo”.

La piedra es el material protagonista, que envuelve los diferentes volúmenes que se van empotrando en el terreno y que, al seleccionarse cuidadosamente, permite mezclarse con el entorno, creando una conexión armoniosa y no pretenciosa.

“Quisimos utilizar materiales que se usan desde hace mucho, es una envolvente de piedra y toda la estructura es a base de madera laminada.

La forma también es algo muy geométrico, son cuatro volúmenes o cajas, formas que no llamaran mucho la atención, una arquitectura muy serena”.

Cada volumen responde a un programa diferente, articulándose a través de las distintas terrazas y caminos que integran el proyecto.

La forma cuadrada de dichos cuerpos se va abriendo por medio de vanos que se repiten rítmicamente, siguiendo una modulación rigurosa que crea vistas hacia todas las direcciones del predio.

Ritmo y conexión

Dado que la vivienda se aloja en un terreno de 15 mil metros cuadrados y la obra abarca 800 metros cuadrados de construcción, los espacios son muy generosos, con techos de 4 metros de altura, lo cual, de nuevo, hace un guiño a la arquitectura vernácula.

“La idea era retomar el típico casco de hacienda antigua con estos techos altos, retomamos su esencia, creando una hacienda contemporánea”, detalla el arquitecto.

La residencia está sumamente modulada, se buscó tener ese ritmo que se ve tanto en estructura como en ventanas.

“Definitivamente la conexión con la naturaleza era parte fundamental, lo puedes ver en las recámaras, donde tienes esta proporción de ventana, pero también es más contenido; luego, cuando te comunicas a la sala, tienes estas grandes ventanas. Por un lado está contenido con estos grandes ventanales de piedra y, por el otro, se abre completamente a las vistas”, expresa Weber.

El conjunto se conforma por una residencia, un estudio, dos cabañas de visitas y la casa del velador, además de tener terrazas en diferentes puntos del terreno, así como un lago formado con el agua pluvial que recolecta la vivienda y las pendientes del terreno, el cual sirve como almacenamiento para riego.

“Toda el área social y la casa principal es este gran cuadrado de envolvente de piedra que tiene su ritmo en sus ventanas y básicamente de un lado está el family y la cocina, en medio, la sala comedor, la cual está retenida y crea un patio”, describe el artífice.

Al seguir ese ritmo, se encuentra la recámara principal, con vistas hacia el patio interior que da a la sala comedor; después, el estudio, alojado en una caja, luego, el volumen de la casa principal y, finalmente, otro cuerpo independiente donde se reciben invitados.

En corto...

+ La obra concluyó en 2022.

+ Toda la casa está un poco elevada, a fin de cuidar el tema de la humedad.

+ Gracias a su orientación, que favorece una gran entrada de sol y a los techos de madera, la residencia logra confort térmico.

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