El espaldarazo que recientemente dio la Presidenta al Gobernador de Sinaloa indica que a la cúpula del morenismo no le preocupa lo que antes se llamaba “el qué dirán”.
La presidenta Sheinbaum ha sido cautelosa al responder a las provocaciones de Trump. Es una decisión sensata ante un vecino narcisista y agresivo, pero sumamente poderoso.