"Fernanda" recibe una segunda oportunidad
“Fernanda” tenía sólo 18 años cuando intentó quitarse la vida tomando una gran cantidad de pastillas. Ella sentía que en su vida sólo había soledad y vacío emocional y el tratamiento que tomaba contra la depresión le generaba ansiedad.
Hoy tiene 22 años y tras un ejercicio de reflexión explica que hace tres años no hallaba sentido a su existir, su mente era débil y se dejaba lleva por lo que la gente decía. Ese día que intentó quitarse la vida, sólo quería desaparecer.
“Cosas que eran pequeñas a mí se me hacían gigantes, me sentía sola, no le hallaba sentido a lo que hacía, a mis días, me sentía como vacía; también estaba en tratamiento y veía que no había mejoras.
“Era como andar tipo drogada con las pastillas y no veía mejora, porque la verdad con ansiedad y desesperación juntas te pones muy mal, no encuentras lugar, te falta el oxígeno, es algo muy feo, horrible, que no le deseo a nadie”, señala.
LAS “SEÑALES”
Y aunque en el caso de “Fernanda” ella atravesaba por una depresión, hay muchos factores que pueden llevar a que una persona, en un momento de crisis, tome la decisión de quitarse la vida. Lo importante es estar atento a las “señales” que pueda empezar a manifestar.
La sicóloga clínica Ana Zarina García Valenzuela explicó que las señales que se pueden ver en una persona que intenta o se quita la vida, son cambios en su estado de ánimo, aislamiento, dejar de hacer actividades que antes eran comunes o cotidianas, falta de interés o pérdida de la capacidad de disfrutar de las cosas, entre otras.
“Son algunas que nosotros podemos detectar y que llevan también a cambios de comportamiento que eran habituales y que ahora ya no lo son; suicidarse generalmente es una decisión que no se toma de manera inmediata, sino que primero comienza con una ideación suicida.
“Es el pensar al respecto, considerar la posibilidad, empezar a informarse o planear incluso sobre métodos para hacerlo, y si nosotros vemos a amigos o familiares que muestran señales, nunca es demasiado pronto para acercarnos”, acentuó.
García Valenzuela añadió que como persona cercana al afectado, se tiene que mostrar apoyo e interés para hacerlo sentir en confianza y que se abra o recurra a alguien para buscar ayuda.
ACABAR CON EL DOLOR
Y es que quien atenta contra su vida busca terminar con el sufrimiento o dolor emocional por el que está pasando.
La especialista explicó que cuando un individuo recurre al suicidio, no se debe a un factor o serie de razones en particular el llegar a esa decisión, sino al sentir de la persona ante las situaciones que considera adversas y le generan dolor emocional.
“Quien decide quitarse la vida, lo que está haciendo es una manera de buscar acabar con el sufrimiento, con el dolor; generalmente una persona que decide suicidarse no es que esté en sí buscando quitarse la vida o no vivir, sino acabar con el sufrimiento que está teniendo”, acentuó.
Este problema de salud puede afectar a cualquiera que tenga algún padecimiento sicológico, puntualizó, principalmente asociado a una enfermedad anímica, a la depresión -aunque no es exclusivo de un trastorno depresivo mayor-, o a una situación intensa y frecuente.
“Generalmente se tiene la creencia de que una persona que tiene la intención real de suicidarse no va a decirlo, entonces minimizamos comentarios o ciertas actitudes que tienen las personas y consideramos que no va a pasar de ahí, o no las tomamos en serio.
“Incluso me ha tocado que hay familiares de personas que han intentado quitarse la vida, que veía ciertas actitudes y las tomaban como una broma o algo sin mayor importancia”, subrayó.
EN SU MEJOR MOMENTO
La vida ha cambiado mucho para “Fernanda”. Tres años han sido suficientes para analizar y reflexionar sobre todo lo que le pasó; además, la llegada de su hija, señala, le ha dado razón a su existir.
“Conforme pasó el tiempo me di cuenta de muchas cosas. Busqué otra solución para estar tranquila, en paz, para poder seguir con mi vida bien: Soy muy religiosa y siempre le pedí a Dios que me diera un motivo, una esperanza o una ilusión diaria que me ayudara a decirme ‘levántate’, algo que impactara mi vida”, describió.
Al ver que tenía una nueva oportunidad tras su intento fallido de suicidarse, puntualizó, buscó verdaderas amistades, aquellas que le ayudaran en lo emocional y que no sólo fueran para compartir una fiesta o reunión.
“Cambié de ambiente y busqué ayuda; como vi que el medicamento no era suficiente, busqué otra alternativa, una práctica de terapia para balancear la energía, me gustó y seguí yendo a las terapias.
“Conforme fue pasando eso me fui dando cuenta que en realidad no solucionaba nada con querer desaparecer; es muy poca la gente que sabe lo que se siente, entonces me llama ayudar o dar palabra de testimonio, de fe o ayuda”, agregó.
“Fernanda” narró que actualmente tiene una niña, quien es su razón de existir, por lo que cree que es el mensaje o señal que tanto le pedía a Dios que le enviara, para levantarse cada día motivada y con ganas de vivir.
“Por eso me levanto todos los días, por eso vengo a trabajar”, añade, “por eso busco sentido a las cosas y creo que este es mi mejor momento. Estoy muy bien, gracias a Dios”.
ES IMPORTANTE VIVIR EL DUELO: TANATÓLOGO
Las personas que intentan suicidarse y sobreviven no pasan por un duelo, y están en alto riesgo de volver a atentar contra sus vidas; cuando se habla de que no lo volverá a hacer, es sólo un mito, explicó Luis Fernando Carvajal.
El especialista en Tanatología indicó que se tiene que trabajar con un apoyo sicológico terapéutico, ya que el afectado se encuentra en alta vulnerabilidad y lucha con el estigma de la sociedad, mismo que propicia que el problema se agudice.
“‘Mira, el que intentó suicidarse, el que atentó contra su vida, y eso obviamente no ayuda en nada, ellos no viven un duelo, sino en una situación diferente; realmente lo que motiva una conducta suicida es otro motivo.
“Mucha gente cree que tiene que haber una depresión para que ocurra, pero una persona que esté en situación de crisis, como en algo devastador o catastrófico, la puede llevar a atentar contra tu vida porque sabe que no cuenta con los recursos para afrontar esa situación”, detalló.
El presidente de la Asociación Paliativa y de Tanatología de Sonora señaló que los familiares de una persona que se suicidó o intentó hacerlo sí viven un duelo, y que éste es mucho más fuerte por una característica: La muerte violenta.
“El suicidio, a diferencia de las demás muertes que ocurren, tiene algo muy característico, siempre es una muerte violenta; es una agresión muy fuerte, tanto obviamente del que lo realiza, pero también para los que sobreviven a esta situación.
“Está considerado como una muerte de alta posibilidad de generar un trauma, es decir, es una muerte traumática sobre todo cuando ocurre en los escenarios de casa, es una situación muy crítica”, aseveró.
Carvajal subrayó que además el suicidio es una muerte que llena de mucho enojo a los allegados, porque no se explican por qué ocurrió, ni cómo es que no se dieron cuenta de la situación.
“Entonces el proceso de duelo para estas personas es completamente diferente al proceso de duelo que ocurre por una muerte esperada, o incluso inesperada”, explica, “pero que no fue por decisión de la misma persona”.
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