Qué son las “banderas naranjas” en las relaciones y cómo identificarlas para prevenir vínculos tóxicos
Existe un conjunto de comportamientos más sutil, pero igual de dañino, que a menudo pasa desapercibido. Son las llamadas “banderas naranjas”.

En el complejo mundo de las relaciones interpersonales modernas, todos hemos aprendido a reconocer las “banderas rojas”: esas señales evidentes de toxicidad que nos advierten alejarnos. Sin embargo, existe un conjunto de comportamientos más sutil, pero igual de dañino, que a menudo pasa desapercibido. Son las llamadas “banderas naranjas”. A diferencia de las rojas, no gritan peligro; susurran desconfianza y minan lentamente la autoestima y la capacidad de construir vínculos auténticos.
Según un análisis del The Washington Post, retomado por Infobae, identificar estos patrones sutiles se ha vuelto fundamental para evitar relaciones insatisfactorias y proteger la salud emocional. Esta nota explica qué son exactamente estas señales, cómo detectarlas en la dinámica de una relación y qué herramientas prácticas puedes usar para proteger tu equilibrio psicológico.
¿Qué son Realmente las “Banderas Naranjas”? La diferencia crucial
Las banderas naranjas representan patrones de comportamiento ambiguos o evasivos que, aunque no constituyen abuso manifiesto, erosionan la confianza y el auto-respeto. La psicóloga clínica Sarah Gundle señala que su peligro radica en que “a menudo pasan desapercibidas”, en parte por presiones sociales que nos llevan a minimizar nuestras propias necesidades para ser “fáciles de llevar”. La Australian Psychological Society (APS) las describe como señales tempranas de advertencia que incluyen la evasión del conflicto, cambios abruptos en la actitud y una creciente sensación de inseguridad. Ignorarlas lleva a un deterioro gradual de la comunicación y el bienestar.

Diferencia:
- Banderas rojas: Son claras, directas y tóxicas (ej. insultos, control excesivo, falta de respeto flagrante).
- Banderas naranjas: Son ambiguas, confusas y desgastantes. Hacen que te cuestiones a ti mismo, no tanto a la otra persona.
Los cuatro patrones clave: Cómo se manifiestan en el día a día
Expertos en dinámicas relacionales han identificado comportamientos específicos que encarnan estas señales.
1. Ghostlighting: La combinación que genera confusión:
Es la fusión del ghosting (desaparecer sin explicación) y el gaslighting (hacer dudar de la propia percepción). La persona alterna entre mostrar interés intenso y desaparecer, para luego reaparecer actuando con normalidad, como si nada hubiera pasado.
- Consecuencia práctica: Genera una confusión que deriva en autocrítica. La persona afectada piensa “¿soy yo quien exagera?”. La American Psychological Association advierte que esta ambigüedad deliberada aumenta la ansiedad y perpetúa la duda sobre uno mismo.
2. Omisión de profundidad emocional: La relación superficial:
El vínculo se mantiene estancado en un nivel superficial. Hay una resistencia activa a compartir aspectos significativos de la vida, emociones profundas o vulnerabilidades.
- Consecuencia práctica: Impide cualquier conexión auténtica. La relación se vuelve insatisfactoria, como un intercambio transaccional donde el crecimiento mutuo y la intimidad son imposibles.
3. Desviación (deflection): El desequilibrio conversacional:
Consiste en evitar sistemáticamente hablar de uno mismo, desviando cualquier pregunta o tema de conversación hacia la otra persona. “¿Y tú, qué opinas?” se vuelve la constante para eludir la exposición personal.
- Causa Probable: Miedo a ser realmente conocido o una necesidad de mantener control emocional.
- Consecuencia Práctica: Crea una dinámica desigual donde solo una parte se expone. A la larga, provoca una profunda sensación de soledad y frustración dentro de la propia relación.
4. La “situationship”: El compromiso fantasma:
Es una relación ambigua, sin definición clara. Una de las partes evita activamente las “etiquetas”, rehúye hablar del futuro y mantiene una exclusividad solo práctica, sin acuerdos explícitos. Cualquier intento de clarificación es tachado de “inseguro” o “apresurado”.
- Causa probable: Miedo a la vulnerabilidad que implica un compromiso real.
- Consecuencia práctica: Vive en un limbo emocional donde las necesidades de seguridad y claridad nunca se satisfacen, alimentando la inseguridad.
Herramientas de autoprotección: Cómo actuar ante las banderas naranjas
Ignorar estas señales tiene un costo tangible: disminución de la autoestima y dificultad para confiar en el propio criterio. La psicóloga Gundle es contundente al aclarar un punto esencial:
“Querer saber dónde te encuentras, desear que la otra persona se abra y necesitar sentir seguridad no son exigencias excesivas, sino requisitos mínimos para cualquier relación viable”.
Para proteger tu bienestar, puedes aplicar estas estrategias:
- Plantea preguntas directas y observa la respuesta: Usa la comunicación clara para evaluar. Puedes decir: “He notado que no hemos definido lo que somos y me gustaría hablar de ello” o “Siento que no conozco mucho de tu vida interior, me gustaría que compartieras más”. La reacción a estas preguntas es más reveladora que la respuesta misma. La evasión o la irritación son datos valiosos.
- Practica la autovaloración y el discernimiento: Reconoce que mereces claridad y reciprocidad. Pregúntate: “¿Esta dinámica me hace sentir segura/o y valorada/o?”.
- Establece expectativas claras desde el inicio: Abandona la presión de ser “poco demandante”. Expresar tus necesidades de respeto, comunicación y progreso en el vínculo es un filtro eficaz. Como indica Gundle, esta estrategia “ayuda a identificar rápidamente a quienes no están dispuestos a ofrecer un espacio genuino en sus vidas”.
Las banderas naranjas no son una sentencia, sino una alerta temprana. Desarrollar la conciencia para detectarlas no es sobre desconfiar de todos, sino sobre cultivar el discernimiento para invertir tu energía emocional en conexiones que ofrezcan solidez, transparencia y un espacio seguro para crecer. Priorizar tu bienestar emocional es el primer paso para construir relaciones auténticas y satisfactorias.
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